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TABAQUISMO

Mayor riesgo de depresión en fumadores

JANO.es y agencias · 16 abril 2008

Un estudio de la Universidad de Navarra muestra que las probabilidades de desarrollar el trastorno mental son un 41% más elevadas entre los consumidores de tabaco

El número de tomografías computarizadas (TC) que se realizan en EE.UU. se ha incrementado exponencialmente desde 1980, de 3 millones a más de 62 en la actualidad, lo que ha incrementado el riesgo de cáncer por exposición a dosis altas de radiación. Hay que tener en cuenta que un escáner TC puede emitir una dosis de radiación entre 50 y 250 veces superior a las de una radiografía convencional. Entre 4 y 5 millones de estas pruebas se realizan cada año en niños, que son más sensibles a la radiación. Además, un tercio de todas ellas, cerca de 20 millones, no son médicamente necesarias.

“Claramente se ha demostrado que la dosis de radiación de los escáneres TC aumenta el riesgo de cáncer”, afirmó el Dr. David J. Brenner, director del Centro de Investigaciones Radiológicas de la Universidad de Columbia. “Los cánceres causados por la radiación, menos la leucemia –de aparición más precoz–, tardan décadas en desarrollarse. Sin embargo, dentro de unos cuantos decenios, entre el 1,5 y el 2% de todos los cánceres de nuestro país podrían deberse a la radiación emitida por las TC que se están realizando ahora”. El Dr. Brenner, junto a Eric J. Hall, director del Centro de Investigación Radiológica del Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia, mostraron esta preocupación en un informe publicado en The New England Journal of Medicine (2007 Nov 29;357(22):2277-84).

La magnitud del riesgo

“Nos asombra descubrir que muchos médicos, sobre todo los que trabajan en urgencias, no tienen en realidad ni idea de la magnitud de las dosis o riesgos potenciales relacionados con la TC. En nuestro país, cualquiera que se presente en una sala de urgencias con dolor en el abdomen o de cabeza crónico es sometido automáticamente a un escáner TC. ¿Está justificado? Quizá no”, sentenció el Dr. Hall.

Brenner y Hall señalaron que no están afirmando que esas personas deban evitar los escáneres cuando sean apropiados. “En un paciente sintomático –explicó el Dr. Hall–, una TC es una herramienta diagnóstica maravillosa. Lo que estamos reclamando es que se limite su uso a los casos en los que realmente se necesite”.

Además, el Dr. Brenner recordó que el uso de la TC está aumentando y que sus nuevos usos incluyen el diagnóstico del cáncer de pulmón, la colonoscopia virtual o los escáneres de cuerpo entero. “La mayoría de esos usos no han demostrado tener un beneficio sobre el riesgo”, apuntó su compañero.

Disminuir el riesgo

Estos 2 especialistas sugirieron 3 maneras de disminuir el riesgo: reducir la dosis de radiación y adaptarla a cada paciente, utilizar antes otras opciones diagnósticas como las basadas en ultrasonidos o la resonancia magnética y reducir el número de TC que se indican. La adopción de estas estrategias podría evitar que alrededor de 20 millones de adultos estadounidenses y más de 1 millón de niños sean expuestos innecesariamente a la radiación cada año.

El Dr. G. Donald Frey, profesor de Radiología de la Universidad de Carolina del Sur, coincidió con los autores del informe en que probablemente se estaban realizando “demasiadas” pruebas de este tipo. Sin embargo, recordó que para los que sí necesitan un escáner, el beneficio supera claramente el riesgo. “Toda la comunidad médica debería trabajar unida para reducir la realización de escáneres inapropiados, pero sería absolutamente trágico que un paciente que necesita una TC lo rechazara por miedo a la dosis de radiación”. Además, el Dr. Frey recordó que los nuevos escáneres permiten ajustar la dosis de radiación al tamaño del paciente.

Equipos TAC disponibles por comunidad autónoma

 

TAC

Andalucía

98

Aragón

18

Asturias

18

Baleares

18

Canarias

27

Cantabria

7

Castilla-La Mancha

25

Castilla y León

31

Cataluña

91

Comunidad Valenciana

69

Extremadura

17

Galicia

46

Madrid

78

Murcia

20

Navarra

9

País Vasco

33

La Rioja

4

Ceuta

1

Melilla

1

Total nacional

611

Fuente: Catálogo Nacional de Hospitales. Información anual. Año 2007 (actualizado a 31 de diciembre 2006).

Evidencias abrumadoras

La literatura carece de grandes estudios epidemiológicos en los que se haya confirmado el incremento de la incidencia de cáncer asociado con la radiación de la TC. Aún así, las evidencias son abrumadoras: no sólo el seguimiento de los supervivientes de las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945 sino también el estudio llevado a cabo con 400.000 operarios de centrales nucleares expuestos a una radiación media de 20 milisievert (BMJ 2005;331:77) constatan la existencia de una estrecha relación entre la radiación y la carcinogénesis.

Es cierto que las poblaciones estudiadas no son completamente comparables con los pacientes que actualmente se someten a las TC. Como puntualizó el Dr. Brenner, “la población japonesa sobre la que se lanzaron las bombas atómicas, así como los trabajadores de las centrales nucleares, recibieron una radiación uniforme por todo el cuerpo, y no únicamente localizada. Sin embargo, carecemos de resultados concluyentes que muestren que el riesgo para un órgano específico se vea sustancialmente influenciado por la exposición a la radiación de otros órganos”. Los cerca de 25.000 supervivientes japoneses que recibieron una dosis media de 40 mSv, ésto es, la radiación a la que se expone el órgano de un adulto sometido a una prueba típica de TC que incluya 2 o 3 escáneres, padecieron un incremento muy significativo de la incidencia de cáncer.

Las conclusiones son más contundentes, si cabe, para la población infantil. “El riesgo –recordó el Dr. Brenner– es aún mayor que en los adultos, pues, por una parte, son más sensibles a la radiación, dado que la proporción de células en división es significativamente mayor y, por otra, tienen por delante muchos más años de vida en los que se puede desarrollar un cáncer inducido por radiación”. Además, y ante una radiación similar, la dosis que recibe cualquier niño es siempre mayor que la de un adulto, pues el torso es más delgado y, en consecuencia, los órganos se encuentran menos protegidos. Así, la dosis que recibe un feto llega, cuando menos, a duplicar la que recibe su madre cuando ésta se somete a una TC.

Dosis de radiación efectivas

Las dosis de radiación que recibe un órgano específico en una TC depende de numerosos factores, caso de, entre otros muchos, el tamaño del paciente, el rango axial del escáner y, sobre todo, el número de escáneres por prueba –un 30% de los pacientes se somete a 3 escáneres, mientras que un 7% se somete a más de 5 y hasta un 4% requiere más de 9–. Factores que, en su inmensa mayoría, se encuentran bajo el control de los radiólogos o de los técnicos en radiología. Así, como recuerdan los autores, “las pruebas deben siempre ajustarse en función del tipo de estudio que debe llevarse a cabo y del paciente, y no sólo por su tamaño sino también por su edad, dado que tanto las dosis como el riesgo dependen directamente de la misma”. Sin embargo, el ruido relativo en las imágenes de las TC se incrementa cuando menor es la dosis de la radiación, razón por lo que siempre se establece un conflicto entre la necesidad de imágenes con poco ruido y el deseo de utilizar radiaciones a dosis bajas.

 

Procedimiento

Dosis de radiación efectiva (dosis 
promedio en todo el cuerpo)

Comparable con la radiación 
natural de fondo durante

TAC–abdomen o cuerpo

10 milisievert (mSV)

3 años

Radiografía-tracto digestivo inferior

4 mSv

16 meses

Radiografía-tracto digestivo superior

2 mSv

8 meses

TAC-tórax

8 mSv

3 años

Radiografía de tórax

0,1 mSv

10 días

Fuente: American College of Radiology y Radiological Society of North America.

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