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NEUROLOGÍA

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JANO.es y agencias · 09 abril 2008

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La Iniciativa de Lucha contra el Sarampión, campaña mundial de vacunación contra el virus que, apoyada y consolidada con la implementación de diferentes medidas dirigidas a controlar la infección —caso, entre otras, de la administración de suplementos de vitamina A—, impulsaron conjuntamente la OMS y el UNICEF a finales del siglo pasado, ha evitado hasta 7,5 millones de muertes por el virus entre los años 1999 y 2005. Es más, de acuerdo con lo publicado el pasado 20 de enero en The Lancet, cabecera de nuestro mismo grupo editorial, la Iniciativa indujo una reducción de la mortalidad por la infección del 60%: de los 873.000 fallecimientos estimados en 1999 se pasó a los cerca de 345.000 de finales de 2005, el 90% de los mismos correspondientes a niños menores de 5 años.

El resultado, en consecuencia, supera los objetivos marcados en 2002 por la Sesión Especial sobre la Infancia de la Asamblea General de la ONU —reducción a la mitad de las cifras de mortalidad por sarampión en el período 1999-2005—. Además, como refieren los autores del artículo, “de mantenerse los compromisos políticos y financieros, existen buenas razones para creer que podremos alcanzar logros muy significativos. Entre los mismos, el cuarto de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, esto es, la reducción en dos terceras partes de la mortalidad en la población menor de 5 años de edad”.

Éxito “increíble”

El éxito de la Iniciativa, “increíble” de acuerdo con la opinión de la directora ejecutiva del UNICEF, Ann M. Veneman, se cimenta fundamentalmente en los logros alcanzados en África, continente que, con una reducción de la mortalidad por sarampión de un 75% —506.000 casos estimados en 1999 y 126.000 en 2005—, es responsable de hasta un 72% de la disminución global. Por su parte, la mayor reducción relativa, igualmente posibilitada por las 4 medidas básicas de la Iniciativa (administración de vacuna a todos los lactantes; segunda oportunidad de vacunación de todos los niños; vigilancia eficaz de la enfermedad; y mejora de la asistencia sanitaria, incluidos los suplementos de vitamina A), tuvo lugar en la región occidental asiática (81%). Datos, en definitiva, que resultan ciertamente significativos una vez se observa que hasta un 4% de los menores de 5 años que fallecieron durante 2000-2003 en África y Asia —más concretamente, en India—, lo hizo a causa del sarampión.

Barcelona, ¿alarma epidemiológica?

Coincidiendo prácticamente con la publicación de la Iniciativa global conjunta en The Lancet, la Dra. Marina Geli, consejera de Sanidad de Cataluña, aseguró “que no existe una alarma epidemiológica” ante el brote de sarampión detectado en la región sanitaria de Barcelona: 122 casos diagnosticados hasta el día 18 de enero, la mayoría niños con edades comprendidas entre los 9 y los 15 meses. “La única alerta —continuó Geli— obedece al incremento de enfermos con una patología por lo habitual banal. Se ha roto con la tendencia de tener pocos casos de sarampión”. El número de casos fue de tan sólo 6 en 2005, si bien se incrementó hasta los 89 en 2006.

En respuesta a la situación, la consejería de Salud y los especialistas han acordado adelantar la vacunación en los niños de 9 a 15 meses, razón por la que la Generalitat ha destinado una partida especial de 130.000 euros para la compra extraordinaria de 20.000 dosis de vacunas. En palabras de Geli, “la medida presenta un carácter absolutamente transitorio dado que la vacuna continúa siendo más efectiva a los 15 meses, edad en la que se inocula de manera habitual”. Los expertos estiman que los 33.000 niños de 9-15 meses que habitan en la región metropolitana de Barcelona habrán recibido la vacuna triple vírica —sarampión, rubéola y parotiditis— para finales del presente mes.

Origen del brote

El origen de este brote sólo puede venir explicado, en opinión de los especialistas, por factores diversos: la negativa de los padres a vacunar a sus hijos; la inoculación de cepas no completamente eficaces, caso de la Rubini empleada en las vacunas del sarampión de los años 1986 y 1987; o, en último término y como ha defendido la Generalitat, el tráfico de viajeros por todo el mundo, tanto de población autóctona que ha viajado al exterior como de inmigrantes procedentes de países donde la vacunación es inadecuada o inexistente.

Sarampión y poliomielitis, caminos divergentes

En el mismo número de The Lancet¸ el Dr. David Elliman, del Great Ormond Street Hospital for Children de Londres (Reino Unido), comenta en su editorial que “la posibilidad de erradicación del sarampión, similar a la acaecida en el siglo XX con la viruela, debe considerarse, cuando menos, cuestionable”. La razón obedece a que a pesar de los numerosos factores favorables —entre otros, la ausencia de un reservorio animal, la ciertamente significativa infrecuencia de infecciones de carácter crónico y la seguridad y efectividad de la vacuna—, la elevada infectibilidad del virus y la ausencia de estrategias coherentes para proteger a la población más vulnerable determinan que, contrariamente a como probablemente sucederá con la poliomielitis, la erradicación del sarampión a corto-medio plazo no resulte del todo factible.

Opinión

Dra. Margaret Chan 
Directora General de la OMS

Un logro espectacular

La semana pasada, la OMS y sus asociados en la Iniciativa de Lucha contra el Sarampión anunciaron que las ambiciosas metas establecidas para la reducción de la mortalidad por esa enfermedad no sólo se habían alcanzado sino que se habían sobrepasado. Para el final de 2005 aspirábamos a reducir la mortalidad por sarampión a la mitad en comparación con 1999. Pues bien, las estadísticas reunidas demuestran que la mortalidad se redujo en un 60%.

Los funcionarios de salud entregados a esta causa en África —la región con mayor morbilidad por sarampión— destacaron en ese esfuerzo, pues redujeron la mortalidad nada menos que en un 75%. Reflexionemos sobre lo que esto significa. Según estima la OMS, en términos acumulativos, entre 2000 y el final de 2005 las actividades aceleradas de inmunización antisarampión, impulsadas por la citada Iniciativa, han evitado 2,3 millones de muertes. Disponemos de una vacuna contra el sarampión desde hace más de 40 años, pero hizo falta el compromiso de los dirigentes y el esfuerzo, y el dinero, de una alianza abnegada para dar un vuelco a la situación.

Pero hay más buenas noticias. La Iniciativa está extendiendo su oferta de todo un conjunto de intervenciones que salvan vidas y fomentan la salud: mosquiteros contra la malaria, vitamina A para estimular el sistema inmunitario, comprimidos vermífugos que evitan el absentismo escolar, vacuna antipoliomielítica y vacuna antitetánica para las embarazadas.

Considero esta iniciativa un modelo de lo que puede conseguirse mediante la prestación de servicios integrados. Esta forma de actuar tiene un valor añadido, pues amplifica el poder de la salud pública. Hay en nuestra profesión muchos pensadores optimistas e innovadores. Tengamos siempre presente ese enorme potencial cuando hablemos del trabajo que nos aguarda.

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