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JANO.es · 11 abril 2008

Se trata de la tercera indicación autorizada en los Veintisiete para este medicamento, comercializado por Lilly como Alimta

El autor nos habla, a través de la escenificación de uno de ellos, de los Consejos Interterritoriales de Salud, de cuya celebración nos dice que no existe una fórmula mágica, pero a los que les atribuye una liturgia especial.

Los consejos interterritoriales de salud tienen una liturgia especial y el último (10-10-07) no iba a ser una excepción. Si acaso, acentuada por la trascendencia social de algunas medidas que se iban a debatir.

Sea cual sea el escenario —lo digo por aquellos que durante un tiempo se celebraron con carácter itinerante en capitales de distintas comunidades autónomas—, pero sobre todo los que tienen lugar en el Paseo del Prado, cada momento se escenifica en su punto, desde la entrada hasta la Sala Internacional, con paradas —bastantes— en todo el pasillo de la zona de la izquierda, planta baja.

Primer paso, el canutazo. Es una novedad introducida ahora. Dícese de una declaración informal que hace el ministro —antes, algunos consejeros sabían que aquí “pillaban”— antes de comenzar la reunión —para que tengáis con qué tirar durante la mañana, nos dicen— ahogado por puñados de micrófonos, por el empuje de los cámaras de las TVS y los oídos atentos y los cuadernos listos de decenas de periodistas llegados de no se sabe dónde.

Segundo acto: la foto de familia. En esta ocasión con la única ausencia de la navarra María Kutz. Este punto no tiene más lecturas. La única que podría hacerse, si acaso, estaría en función de la colocación de los fotografiados, por si alguno pretende sacarle tres pies al gato.

Tercer momento: el pasillo propiamente dicho. Dícese del lugar físico por el que los consejeros van marcando la temperatura que se vive dentro. En algunos momentos, el pasillo se ampliaba a salas colindantes, cuando las reuniones se celebraban en lugares distintos de Madrid, alquiladas previamente para una hora fija con el fin de que la oposición en bloque pudiese anunciar su abandono del Consejo. Cuarto acto: el turno de los protagonistas. Aún no había pasado la primera hora, ya comparecía ante los periodistas el castellano-manchego Roberto Sabrido, al que otro compromiso le hacía ausentarse. A esa hora, todavía no había pasado nada (se aprueba el acta de la sesión anterior). No mucho después, lo hacía la aragonesa M. Luisa Noeno, también con poco que contar aún, lo mismo la murciana M. Ángeles Palacios y algo más tarde la extremeña M. Jesús Mejuto o la gallega M. José Rubio, pero servía para que sus televisiones autonómicas tuviesen ya los pareceres de sus consejeros.

Con el vasco, llegó el momento de la polémica. Como el lugar elegido para las declaraciones tenía como fondo la bandera española, Gabriel Inclán dijo tajante que él allí no se ponía. Mejor —añadió— al lado del retrato de esta señorita —en referencia al de la ex ministra Ana Pastor—. Luego opinó que la reunión estaba siendo muy interesante, sobre todo por la flexibilidad del ministerio a la hora de encontrar un punto para que las comunidades autónomas puedan participar en las tomas de decisiones sobre medicamentos.

La catalana Marina Geli calificó el Consejo como uno de los mejores, por el debate sobre gasto sanitario que estaban teniendo; M. Jesús Montero recordó que Andalucía va por delante en alguna de las propuestas del orden del día; la canaria del PP Mercedes Roldós se situó un tanto aislada, casi perdida en el pasillo, lejos de la aglomeración que supuso la presencia del valenciano Manuel Cervera —habló de insostenibilidad del sistema y señaló que les faltan 400 o 500 millones de euros/año por aumento de la población y otros 200 por desplazados— y sobre todo de la expectación del madrileño Juan José Güemes, que apuntó, sin mover un músculo de más, aquello de “cero Zapatero” refiriéndose a lo que ponía el gobierno para ayudar a las Comunidades Autónomas en la vacuna y los dientes de los niños.

A esa hora, el consejo se atascaba en los dos puntos más esperados: vacuna frente al VPH y Plan de Salud Bucodental. Los demás consejeros —José Ramón Quirós, de Asturias; Vicenç Thomàs, de Baleares; Luis M. Truán, de Cantabria; Francisco Javier Álvarez, de Castilla y León, y José Ignacio Nieto, de La Rioja— optaron por la discreción sin más afán de protagonismo.

Quinto acto: el final. Sea la hora que sea —hemos tenido ocasiones de las cuatro de la tarde de un sábado sin comer o la una de la madrugada sin haber cenado—, el Consejo termina con la rueda de prensa para fijar los temas. En este caso, claro, en su segundo Consejo, de Bernat Soria. Hubo ocasiones en que estuvo precedida —en tiempos de Villalobos— por los consejeros en bloque del partido de la oposición. El caso es que no hay fórmulas mágicas. Pero siempre tiene una liturgia parecida. “Los Consejos Interterritoriales de Salud tienen una liturgia especial y el último no iba a ser una excepción. Si acaso, acentuada, por la trascendencia social de algunas medidas a debatir.”

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