MEDICINA DEPORTIVA

Aumento muscular excesivo y riesgo cardíaco en atletas

JANO.es · 29 mayo 2008

Un estudio norteamericano identifica una mayor prevalencia de síndrome metabólico jugadores de fútbol americano

El Día del Libro es de esperar que a los editores todo les vaya viento en popa, aunque sabemos, por desgracia, que muchos de los libros que venden no deberían haber sido publicados y menos aún leídos. Sea como fuere, en estas fechas los editores aceleran su maquinaria para tener a punto las novedades. El negocio es el negocio. El proceso industrial que supone la confección de un libro a partir del original mecanografiado es largo y delicado, sobre todo cuando se trata de los llamados editores vocacionales, que suelen intervenir personalmente en los diferentes procesos que exige la puesta a punto de un nuevo título y para quienes el libro significa mucho más que una simple mercancía para vender: puesta a punto del original, composición tipográfica, corrección de las primeras galeradas, corrección de las segundas, elección de la portada, compaginación, encuadernación, distribución... Luego, cuando el libro por fin se compra, llega para el autor el rito de la dedicatoria. Me refiero ahora a las dedicatorias que los autores hacen a mano ante el comprador o compradora que la solicitan. He aquí lo que, a propósito de las dedicatorias, me dijo el otro día mi tío, el severo canónigo de la catedral de J., que sabe que yo también ando metido en el mundo de los libros.

–Cuidado con las dedicatorias, querido sobrino. No las escribas nunca a tontas y a locas. Asegúrate bien de lo que escribes. No olvides que el verbo dedicar procede del latín dedicare, que deriva a su vez de dicare, que significa “proclamar solemnemente”. Dedicar un libro, en consecuencia, significa tanto como proclamarlo, y eso me parece excesivo, sobre todo cuando se aplica a las frívolas novelitas que tú escribes y que muy pocos compran... El problema estriba en encontrar esas palabras justas que sean capaces de resumir, sin exageraciones, cuáles son nuestros verdaderos sentimientos.