OBESIDAD
JANO.es · 14 febrero 2012
Varios estudios con mujeres premenopáusicas demuestran que, con el aumento de la edad, también aumenta la grasa abdominal, lo que pone de manifiesto que el binomio edad y menopausia trae consigo una tendencia al incremento de peso.
La Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) asegura que hasta un 25% de las mujeres en edad menopáusica en España presenta problemas de obesidad, debido en parte a la disminución de estrógenos, que ocasiona modificaciones en la distribución de la grasa corporal.
Así lo ha asegurado el doctor Plácido Llaneza, miembro de la junta directiva de esta entidad, con motivo de la VII Reunión Hispano-Lusa de la Menopausia, celebrada estos días en Faro (Portugal).
Varios estudios realizados con mujeres premenopáusicas han demostrado un incremento en la grasa abdominal asociado a la edad, lo que pone de manifiesto que el binomio edad y menopausia trae consigo una tendencia al aumento de peso, lo que deriva en una forma de obesidad tipo 'manzana', con acumulación de grasa a nivel abdominal.
"A medida que envejecemos el riesgo de obesidad aumenta", reconoce Llaneza, quien considera "erróneo" pensar que en algún punto de la menopausia el organismo se estabiliza y permite un mejor control de peso.
El aumento de peso suele obedecer a la ingesta de calorías, un estilo de vida sedentario, susceptibilidad genética, y cambios psicológicos y hormonales.
De hecho, según el doctor Llaneza, "los cambios hormonales pueden ser causa del aumento de peso, dada la influencia de los estrógenos sobre la regulación del apetito, el gasto de energía y el metabolismo en los tejidos".
'No hay soluciones mágicas'
Sin embargo, y si bien este especialista reconoce que no existen soluciones mágicas para combatir la obesidad, la AEEM y otras sociedades científicas recomiendan realizar 30 minutos diarios de actividad física, con la finalidad de mejorar la salud y prevenir las enfermedades cardiovasculares.
En cuanto a los hábitos alimenticios, los expertos aconsejan reducir las grasas saturadas, los azúcares, comidas procesadas y su sustitución por alimentos como las frutas, hortalizas y cereales integrales, lo que proporcionará una buena base de alimentos de baja densidad energética con alto contenido en fibra e índice glicémico bajo.