GERIATRÍA
La geriatría reclama su papel en la mejora de la vida del mayor
JANO.es · 30 enero 2013
La Dra. Pilar Sorando, de la residencia Igurco Unbe de Erandio (Vizcaya), hace hincapié en la importancia de las actuaciones geriátricas en el tramo final de la vida.
"La realidad médica demuestra que muchas personas mayores al final de la vida presentan, en la mayor parte de los casos, un margen de mejora de su calidad de vida. Es más, en muchas ocasiones, todavía son capaces de asumir muchas decisiones que le atañen, tomando un rol activo en su propio proceso vital”. Así lo asegura la doctora Pilar Sorando, médico geriatra de la residencia sociosanitaria Igurco Unbe, quien hoy pronunciará en Bilbao la conferencia 'Cuidados al final de la vida de la persona mayor dependiente'.
Será a las 18 horas en el Auditorio de la Clínica Zorrotzaurre Bilbao (calle Ballets Olaeta, 4, de Bilbao), en el marco de la quinta edición del Programa de Formación IMQ Ayuda, organizado por este servicio en colaboración con el Grupo Sociosanitario Igurco (Grupo IMQ). La temática de este ciclo se orienta al envejecimiento activo y saludable, aspecto que, según subraya la Dra. Sorando, "también alcanza a las personas mayores al final de la vida”.
La herramienta principal a través de la cual los médicos geriatras pueden mejorar la calidad de vida de las personas mayores al final de la vida y de sus cuidadores y familiares es la valoración geriátrica integral. “Nuestra formación como especialistas en el paciente mayor nos permite mejorar la exactitud diagnóstica y la identificación de las necesidades y problemas. Conociendo la situación del paciente, podemos predecir su evolución y observar cambios en el transcurso del tiempo”, indica esta especialista.
Gracias a la valoración geriátrica integral, “realizamos una valoración clínica (problemas médicos tradicionales, detección de síndromes geriátricos), funcional (el grado de capacidad que tiene el mayor para realizar actividades básicas e instrumentales de la vida diaria), mental (su estado cognitivo y afectivo) y social (red de interacción y relación social, necesidades y fuentes de soporte social)”, explica la geriatra de Igurco.
Procesos crónicos que pueden mejorar
Entre los ámbitos de actuación de la medicina geriátrica, se hallan, tal como indica, la Dra. Sorando, "las patologías crónicas o agudas, ya que abordamos a la persona mayor desde una perspectiva global, paliando en lo posible los síntomas y actuando para que el mayor realice todas las actividades que están todavía a su alcance”.
Esta experta pone como ejemplo de hipotética intervención geriátrica el caso de un paciente aquejado de una enfermedad cardiaca en un estado avanzado. "Quizá su capacidad de movimiento se haya anulado, pero eso no quiere decir que no pueda aprovechar toda su capacidad cognitiva para distraerse, aprender o relacionarse con su entorno", afirma.
Cuando las enfermedades se encuentran en un estadio avanzado, “el médico geriatra se ocupa de detectar los síndromes geriátricos, establecer unos objetivos factibles y un plan de cuidados adecuado. Además, tratamos de lograr que el paciente mayor al final de la vida siga siendo, en la medida de sus capacidades, protagonista y dueño de sus propias decisiones, participando de manera activa en el proceso”.
Dolor, cansancio, disnea, alteración de la conducta…
La Dra. Sorando también hace hincapié en que "el dolor está insuficientemente controlado en el paciente mayor al final de la vida. Unas veces porque su propio deterioro cognitivo reduce su capacidad para expresarlo y otras, porque existe una cierta tolerancia en la sociedad a considerar que el dolor es algo inherente a estas etapas vitales. Sin embargo, es posible y exigible controlar el dolor en estos pacientes”.
Además del dolor, que también se manifiesta en muchas ocasiones como un síntoma de las enfermedades osteoarticulares, los geriatras afrontan problemas como “alteraciones de la marcha, inestabilidad y caídas, hospitalizaciones prolongadas que derivan en inmovilidad, malnutrición, demencias, síndromes confusionales o delirium, trastornos del sueño, polifarmacia, incontinencia, estreñimiento y problemas dentro de la familia”.
Son aspectos en los que “una adecuada intervención geriátrica, realizada por especialistas, puede añadir un beneficio notable a la calidad de vida del mayor y, en muchos casos, a la calidad de vida de sus cuidadores, que son también víctimas de muchas incertidumbres, tensiones y estrés", concluye esta experta.