CARDIOLOGÍA
JANO.es · 23 agosto 2012
Las prótesis duraderas reducen la necesidad de una nueva revascularización, aunque la curación se retrasa debido a la inflamación crónica provocada por los materiales.
En comparación con una endoprótesis vascular (o stent) de metal, el uso de un stent con un polímero biodegradable, que libera el fármaco biolimus, disminuye la tasa de eventos cardiacos adversos en pacientes con infarto de miocardio con elevación del segmento STEMI -un cierto patrón del electrocardiograma después de un ataque al corazón- sometidos a una intervención coronaria percutánea primaria (ICP). El estudio ha sido publicado en la revista JAMA.
La eficacia y la seguridad de la liberación de fármacos mediante los nuevos stents, en comparación con los stents convencionales, siguen siendo controvertidas en pacientes con STEMI, sometidos a ICP primaria, según la información de respaldo del artículo. La última generación de stents liberadores de fármacos, como el sirolimus o el paclitaxel, a partir de polímeros duraderos, reduce la necesidad de una nueva revascularización, en comparación con los stents convencionales.
Sin embargo, la curación se retrasa debido a la inflamación crónica, relacionada, en parte, con la persistencia de los componentes poliméricos duraderos, en pacientes con STEMI agudo. Ahora, una nueva generación de stents liberadores de fármacos, con polímeros biodegradables, ha resuelto este problema mediante una liberación controlada, con la consiguiente degradación del polímero.
Lorenz Räber, del Hospital Universitario de Berna, en Suiza, y sus colaboradores, compararon la eficacia y seguridad de los stents liberadores de biolimus a partir de un polímero biodegradable, con stents convencionales. El ensayo incluyó a 1.161 pacientes (61 años de edad media) con STEMI, de 11 países de Europa e Israel, entre septiembre de 2009 y enero de 2011. El seguimiento clínico se realizó al primer mes, y a los 12 meses. Los pacientes fueron aleatorizados para recibir el stent liberador de biolimus (575) o el stent convencional (582), y el resultado primario que se midió para el estudio fue la tasa de eventos cardiacos adversos mayores.
Los resultados mostraron que, al año, el punto final primario de eventos cardiacos adversos tuvo lugar en un 4,3% de los pacientes tratados con stents liberadores de biolimus, y en un 8,7% de los pacientes tratados con stents convencionales -lo cual se traduce un 4,4% de reducción absoluta, y un 51% de reducción relativa, en el riesgo de eventos cardiacos adversos mayores. Por otro lado, en la muerte cardiaca, los porcentajes fueron también menores (un 2,9% frente a un 3,5%).
El efecto beneficioso para los pacientes que recibieron stents liberadores de biolimus se debió tanto a un riesgo más bajo de reinfarto (0,5%, frente al 2,7%), como al riesgo menor de isquemia (un 1,6% frente a un 5,7%). Además, durante el primer año, la tasa de trombosis ascendió un 0,9% entre los pacientes que recibieron stents liberadores de biolimus, y un 2,1% entre los pacientes que recibieron el stent convencional.