TRAUMATOLOGÍA
Llega a España apixaban, anticoagulante oral para pacientes sometidos a reemplazo de cadera o rodilla
JANO.es · 01 diciembre 2011
El medicamento, comercializado por Pfizer y Bristol-Myers Squibb, ha demostrado ser superior en eficacia a enoxaparina.
En palabras del doctor Enrique Gil Garay, jefe de sección de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital La Paz, en Madrid, “aunque hay muchas situaciones que pueden desembocar en un tromboembolismo venoso, la cirugía de reemplazo de cadera y rodilla es de las que más riesgo conlleva, puesto que eleva el riesgo entre un 40 y un 60% si no se trata de manera adecuada. Los anticoagulantes consiguen disminuir este riesgo hasta menos del 3-4%”.
Comodidad en la administración
En la actualidad, la prevención se realiza con heparinas de bajo peso molecular que se administran por vía subcutánea, un tratamiento que los pacientes tienen que seguir en su domicilio durante varias semanas. Según cuenta el doctor Gil Garay, la principal aportación de apixaban respecto a las heparinas es la comodidad en la administración, puesto que evita las inyecciones.
“El hecho de que sea un medicamento oral supone sin duda una gran ventaja para el paciente”, explica. “Muchos enfermos no quieren pincharse ellos mismos y optan por decírselo a algún familiar o incluso hacer que alguna enfermera del centro de salud se acerque a su casa a ponerles las inyecciones, lo que supone un coste adicional para el sistema”, añade el doctor Granero.
Si se rompe la adherencia al tratamiento, el riesgo de sufrir un tromboembolismo venoso se incrementa. El doctor Granero subraya que ésta es la principal causa de reingreso tras este tipo de cirugía. En el Reino Unido, los costes del tratamiento del tromboembolismo venoso oscilan entre 240 y 260 millones de euros anuales, y en Francia se gastan unos 60 millones de euros anuales en la prevención y tratamiento del TEV tras cirugía ortopédica.
El doctor Granero explica lo elevado de estas cifras señalando que “cuando se produce uno de estos episodios, además del ingreso, hay que hacer pruebas diagnósticas y de seguimiento que añaden un importante coste (resonancia magnética, TAC helicoidal, …). Además hay que añadir el tratamiento farmacológico durante un mínimo de seis meses, lo que al final puede superar todo el coste de la intervención inicial”.