Las enfermedades cardiovasculares o degenerativas no sólo están relacionadas con la edad física, sino con la longitud de los telómeros, la parte de los extremos de los cromosomas que se van perdiendo cuando las células se replican. Y es que las personas con telómeros cortos tienen mayor riesgo de enfermedades asociadas al proceso de envejecimiento.

Así lo manifestó María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), durante la conferencia que pronunció en la Universidad Europea de Madrid con motivo del acto de entrega del Premio de la Cátedra ASISA-UEM CIENCIAS DE LA SALUD al alumno con mejor expediente de la Facultad de Ciencias de la Salud y Ciencias Biomédicas.

Los hallazgos a que aludió se basan en el estudio del comportamiento de las células cancerígenas. “Mientras las células sanas se reproducen un número limitado de veces”, explica Blasco, “las cancerígenas se dividen de manera indefinida, lo que equivale a decir que detrás de las células del cáncer está el secreto del envejecimiento”.

Según expuso Blasco, una de las aplicaciones de sus investigaciones sobre los telómeros es la que les confiere un rol de indicadores del estado de salud de una persona y del riesgo de padecer algunas enfermedades. Para poder comparar casos concretos se ha estudiado la longitud telomérica normal de la población española. “Hay una gran variabilidad en la longitud media de los telómeros en personas de una misma edad”, subrayó la investigadora.

Pero no sólo la genética tiene influencia en la largura de los telómeros, sino también los hábitos de vida. Así, mientras fumar acelera la velocidad del acortamiento telomérico, el ejercicio es un factor positivo para alargarlos, si bien la directora del CNIO admitió que todavía “no hay estudios que demuestren que el cambio en los hábitos de vida tenga efecto sobre la longitud de los telómeros”.

Por otro lado, Blasco hizo hincapié en el papel de la telomerasa, la enzima encargada de 'alargar' los telómeros ante el cáncer. “Se ha observado que la vida de los ratones con genes supresores del cáncer y mayor cantidad de telomeras, como gen de la juventud, aumentaba en un 40%”, concluyó Blasco.