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HIPERTENSIÓN

La tensión arterial podría regularse con la música

JANO.es · 23 junio 2009

La música lenta induce una disminución de la respiración, de la tasa cardíaca y de la presión sanguínea

El flujo sanguíneo y las tasas respiratorias pueden sincronizarse con música, lo que indica que la música podría algún día constituir una herramienta terapéutica para el control de la presión sanguínea y la rehabilitación, según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Pavía (Italia) y publicado en la revista Circulation (doi:10.1161/CIRCULATIONAHA.108.806174).
 
Los investigadores ya habían observado en un estudio anterior que la música con tiempos rápidos daba lugar a un aumento de la respiración, la tasa cardíaca y la presión sanguínea. Cuando a música se detenía, la respiración, la tasa cardíaca y la presión sanguínea disminuían, algunas veces por debajo de la tasa de inicio. La música más lenta producía descensos en las tasas cardíacas.
 
Ahora, los científicos han descubierto que los crescendos –aumento gradual del volumen– parecen inducir un umbral moderado, mientras que los decrecendos –disminución del volumen– inducen relajación.
 
En palabras del Dr. Luciano Bernardi, director del estudio, “la música induce un cambio continuo y dinámico en el sistema cardiovascular. No es sólo la emoción que crea los cambios cardiovasculares, sino que el estudio sugiere que también es posible lo opuesto, que los cambios cardiovasculares puedan ser el sustrato de las emociones, probablemente en una vía bidireccional”.
 
Para llevar a cabo su trabajo, los investigadores estudiaron a 24 individuos caucasianos sanos, emparejados según edad y sexo, con entre 24 y 26 años que incluían a 12 cantantes con experiencia y a 12 participantes que no tenían un entrenamiento musical previo. Los participantes fueron dotados de auriculares y, mientras eran evaluados con un electrocardiograma, fueron controlados en relación a la presión sanguínea, el flujo arterial cerebral, la respiración y el estrechamiento de los vasos sanguíneos de la piel.
 
 
Crescendo vs. decrescendo
 
Los participantes escucharon cinco canciones aleatorias de música clásica que incluyeron selecciones de la novena sinfonía de Beethoven, un aria del Turandot de Puccini; una cantata de Bach; el Va Pensiero de Nabucco; el Libiam Nei Lieti Calici de La Traviata; y dos minutos de silencio.
 
Los resultados mostraron que cada crescendo conducía a un aumento en el estrechamiento de los vasos sanguíneos bajo la piel, un aumento de la presión sanguínea y de la tasa cardíaca y la respiración. En cada pieza de música la extensión del efecto era proporcional a los cambios en el perfil del corte musical.
 
Además, durante la pausa de silencio, los cambios disminuyeron y los vasos sanguíneos se dilataban y reducían la tasa cardíaca y la presión sanguínea. Las frases musicales de unos 10 segundos como las del 'Va Pensiero' y 'Libiam Nei Lieti Calici' sincronizaban el ritmo cardiovascular inherente, modulando el control cardiovascular.
 
Como concluye el Dr. Bernardi, “el perfil de la música (crescendo o decrescendo) es seguido continuamente por los sistemas cardiovasculares y circulatorios. Esto es particularmente evidente cuando la música es rica en énfasis, como la música de ópera. Estos descubrimientos aumentan cómo la música podría utilizarse en medicina de rehabilitación”.

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