Medicina y humanidadesCIRUGÍA PEDIÁTRICA
El Vall d'Hebron crea una técnica para injertar grandes fragmentos de hueso de cadáver en niños
JANO.es · 21 noviembre 2011
El procedimiento consiste en revestir el hueso injertado con el periostio -envoltura de vasos vasculares del peroné- del propio paciente, uniendo con microcirugía las venas y arterias de la pierna con suturas de 1 y 1,5 milímetros.
El Hospital Vall d'Hebron de Barcelona ha desarrollado una técnica pionera para injertar grandes fragmentos de huesos de cadáver en niños mediante un trasplante microquirúrgico de vasos sanguíneos (periostio), tras la extirpación de un tumor maligno del hueso o un accidente con fractura grave.
En declaraciones a Europa Press, el responsable de Cirugía de la Mano y Microcirugía Pediátrica del hospital, Francisco Soldado, ha subrayado el "cambio radical" que supone el avance para la calidad de vida de los niños, que, de esta forma, pueden dejar de llevar muletas.
La nueva técnica, descrita en Journal of Pediatric Orthopedics, ha revolucionado el tratamiento de los niños que, debido a un tumor, accidente u otras razones pierden un segmento de hueso de entre 15 y 20 centímetros.
Hasta ahora, estos niños recibían un injerto de hueso cadáver sin más acompañamiento, lo que impedía la integración del tejido muerto y provocaba infecciones (20% de los casos) y fracturas (30%), según ha explicado el precursor de la técnica, con la que ya han sido operados 15 menores, de 4 a 17 años.
Suturas de 1 y 1,5 milímetros
"Sobre todo ha cambiado la forma de reconstruir el hueso, teniendo en cuenta que antes no era resistente y los niños debían llevar muletas, y ahora con la nueva fórmula se consigue revitalizar el hueso y fortalecerlo, lo que cambia de una forma muy significativa la calidad de vida del menor", ha señalado Soldado.
La técnica consiste en revestir con el periostio -envoltura de vasos vasculares del peroné- del propio paciente el hueso injertado, uniendo con microcirugía las venas y arterias de la pierna con suturas de 1 y 1,5 milímetros.
El riego de la sangre que nutre las células madre permite la integración normal del nuevo hueso en unos cinco meses de media y "sin prácticamente ninguna complicación", a juzgar por los buenos resultados de las 15 intervenciones realizadas, la mayoría consecuencia de tumores malignos.
