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GESTIÓN SANITARIA

La visión de los ciudadanos del sistema sanitario

JANO.es · 08 mayo 2008

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La diana, el protagonista, es el virus del papiloma humano (VPH). Lo es porque es el responsable causal del cáncer de cuello de útero, un proceso que afecta cada año en el mundo a 500.000 mujeres y provoca 250.000 defunciones. Cada 24 horas en torno a 685 personas, 30 por hora, fallecen por esta causa que tiene sus más altas tasas de prevalencia en América del Sur y África, donde se registran casi 100 nuevos diagnósticos anuales por cada 100.000 mujeres.

Además, el VPH se relaciona causalmente con el 90% de los cánceres de canal anal y con cuatro de cada diez cánceres de vulva y pene. Su transmisión es casi exclusivamente sexual, por lo que, en opinión de los expertos, el 70% de las personas sexualmente activas podrían estar expuestas a los papilomavirus en algún momento de su vida. De los 120 tipos de VPH descritos, 15 son considerados de alto riesgo para el desarrollo de cáncer de cuello de útero y, entre éstos, los tipos 16 y 18 son directos responsables de siete de cada diez casos.

Europa arroja también cifras preocupantes en este sentido, por cuanto el número de diagnósticos sobrepasa los 33.000 anuales. En este tétrico baile de cifras cabe señalar en torno a 15.000 fallecimientos por esta causa cada año, lo que equivale a 40 muertes diarias. En definitiva, el cáncer de cuello de útero es, tras el de mama, la segunda causa de mortalidad en la población femenina de 15-44 años.

Los censos oficiales confirman que en España viven en la actualidad 18.910.000 personas mayores de 15 años. En nuestro país la incidencia de cáncer de cuello de útero es de 7-8 casos por cada cien mil mujeres, con un rango de distribución que oscila entre los 4 de Cuenca y los 12 de Mallorca.

Los números confirman que en España se producen 2.100 nuevos casos anuales, de los que 740 acaban en defunción. Andalucía es la comunidad que, globalmente, lidera el triste ránking de mortalidad por esta causa, seguida de Cataluña, Valencia y Madrid. Aunque la tasa de mortalidad por cada cien mil mujeres la lidera Asturias, seguida por Canarias, Baleares y Galicia. Los expertos apuntan a que, de los casi 19 millones de españoles que han sobrepasado 15 años, el 2,4% está infectado por el VPH, lo que supone que unas 500.000 personas viven esa situación de riesgo.

Todas estas cifras vienen al caso porque hablar de VPH y del cáncer de cuello uterino es hacerlo de un problema de salud pública al que, como ya queda apuntado, están expuestas siete de cada diez personas sexualmente activas y, lo que añade dramatismo al panorama, está condicionado por el hecho de que la mayoría de las infecciones se producen en la población de 20-30 años de edad.

En la actualidad no existe ningún tipo de tratamiento que elimine el virus. Ante una lesión de bajo grado, el procedimiento habitual es, en opinión de los expertos, “ver y esperar” por cuanto las lesiones suelen desaparecer espontáneamente y sin tratamiento. Cuando la lesión es precancerosa, únicamente la extirpación del tejido afectado puede prevenir el desarrollo de células precancerosas o cancerosas que puedan desembocar en la aparición del cáncer.

En el supuesto de que el cáncer de cérvix esté instaurado, las posibilidades terapéuticas pasan por la cirugía, la radioterapia y/o la quimioterapia.

Por ello, la prevención, ya sea primaria —vacunación— o secundaria —citologías—, ha sido el eje en torno al que han girado algunas de las sesiones del XX Congreso Europeo de Obstetricia y Ginecología que se celebró recientemente en Lisboa. Los expertos han sido categóricos al afirmar el valor de las vacunas, la tetravalente y la bivalente —a cuya seguridad y capacidad inmunógena dedicamos también espacio en páginas de medicina del presente número— como armas que, por encima de cualquier otra connotación e interés, han mostrado eficacia ante un problema de salud que provoca una elevada e inaceptable morbimortalidad, y que se ceba de manera cruenta en la población joven. Como apuntó el ex presidente de la Asociación Española de Patología Cervical y Colposcopia y del Comité de Formación de la Federación Internacional, Dr. Cortés-Bordoy, “la evidencia sólo puede ser rebatida desde la evidencia, nunca desde la opinión, y los datos son categóricos al demostrar que en la vacunación tenemos un arma de enorme utilidad”.

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