PUBLICADO EN 'CELL BIOLOGY'
Científicos del IBEC describen el mecanismo por el que el cáncer activa la rigidez de los tejidos
JANO.es · 12 abril 2016
El hallazgo, según sus autores, podría frenar el crecimiento de muchos tipos de cáncer: como el de mama, pulmón, próstata, piel y muchos otros.
Investigadores del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) han descubierto el mecanismo mediante el cual la rigidez del tejido activa el cáncer. Este nuevo conocimiento abre puertas hacia nuevas estrategias para frenar, incluso detener, el crecimiento de tumores. Los resultados, fruto de la colaboración entre investigadores del IBEC y del Georgia Institute of Technology, Estados Unidos, se publican en la revista Nature Cell Biology. El trabajo identifica cómo la rigidez del tejido activa un oncogén llamado YAP.
Este descubrimiento, que pertenece a una familia de patentes, es el resultado de una larga investigación dedicada al estudio de las fuerzas que las células ejercen sobre su tejido circundante. Estas fuerzas determinan cómo las células proliferan, se diferencian y se mueven, y también regulan el desarrollo embrionario, la formación de tumores y la cicatrización de heridas.
“Esto es relevante porque la mayoría de los tumores sólidos son más rígidos que el tejido normal; por ejemplo, la presencia de nódulos duros en el pecho puede ser un síntoma de cáncer de mama”, explica el responsable de la investigación, Pere Roca-Cusachs, investigador principal del IBEC y profesor agregado en la Universidad de Barcelona. “En investigaciones recientes, incluso se ha demostrado que aumentando o disminuyendo la rigidez del tejido se puede acelerar o frenar la progresión tumoral”, añade Roca-Cusachs.
Tejidos rígidos
“De la misma manera que una persona necesitaría sentarse en un colchón o presionarlo para saber lo blando que es, las células tienen que aplicar fuerzas sobre su tejido circundante para detectar su rigidez “, dice Alberto Elósegui-Artola, investigador del IBEC y primer autor del artículo. “Esto lo hacen a través de moléculas como las integrinas", precisa Elósegui-Artola, "que unen directamente las células con la matriz extracelular circundante; y la talina, que conecta las integrinas al citoesqueleto, o cuerpo, de la célula”.
Los expertos han descubierto que, si el tejido es rígido, las fuerzas que las células aplican para tirar de esas moléculas provocan el despliegue de la talina. Al desplegarse, la proteína expone una zona de unión a otra proteína llamada vinculina que, a su vez, se une y provoca la activación de YAP, un importante factor en la progresión tumoral. Sin embargo, si el tejido es blando, la fuerza se aplica de forma más lenta. Esto hace que la unión entre las integrinas y el tejido se rompa antes de que la talina se pueda desplegar, impidiendo la activación de YAP.
“Este es un importante primer paso que abre la puerta al desarrollo de una nueva estrategia que podría frenar el crecimiento de muchos tipos de cáncer: como el de mama, pulmón, próstata, piel y muchos otros”, concluye Pere Roca-Cusachs.