APARATO DIGESTIVO
Cuestionan la utilidad de los test sanguíneos sobre intolerancia alimentaria para la detección de trastornos funcionales digestivos
JANO.es · 12 mayo 2015
Expertos de la SEPD recuerdan que la presencia de este tipo de anticuerpos IgG en la sangre prueba la existencia de contacto con un determinado alimento, pero no su intolerancia.
Expertos de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) han advertido de que los test de intolerancia alimentaria basados en análisis de sangre "no son útiles" para el diagnóstico de trastornos funcionales digestivos.
"Las intolerancias son bien conocidas y existen pruebas estándar para su detección como son los tests de aliento, la detección de anticuerpos específicos en sangre, como los utilizados en el diagnóstico de la enfermedad celiaca, o la biopsia intestinal. Sin embargo, el uso de los test de intolerancia alimentaria para determinar otras enfermedades presuntamente asociadas carecen de base científica que los avalen", ha señalado el especialista del Aparato Digestivo de la Unidad de Trastornos Funcionales del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y miembro de la SEPD, Ángel Álvarez Sánchez.
Los test que están apareciendo en los últimos años, y que se publicitan como de intolerancia, son capaces de detectar el rastro de más de 150 alimentos, basándose en pruebas de citotoxicidad alimentaria a través de un análisis de sangre. Estos análisis determinan cómo reaccionan los anticuerpos del paciente ante determinadas sustancias-proteínas presentes en los alimentos.
No prueban la intolerancia sino el contacto
"La presencia de este tipo de anticuerpos IgG en la sangre prueba la existencia de contacto con un determinado alimento, pero no su intolerancia; para ello son necesarias otras pruebas sencillas, como introducir o retirar un alimento en la dieta, o más complejas, como la biopsia", ha recalcado el experto.
El Dr. Álvarez ha indicado, asimismo, que los resultados de estos test pueden dar lugar a resultados "confusos" o a la recomendación de dietas "ineficaces" y, a su vez, pueden "retrasar" el diagnóstico y el tratamiento adecuado de enfermedades que en ocasiones pueden ser severas.
Además, prosigue, en determinadas ocasiones, se utilizan para el diagnóstico y tratamiento de patologías en las que no se ha demostrado la participación del sistema inmunitario. Por todo ello, ha desaconsejado el uso de estos test en la evaluación de las intolerancias y, sobre todo, en tratamientos de enfermedades presuntamente asociadas a la alimentación.