PUBLICADO EN 'ANNALS OF INTERNAL MEDICINE'
El cribado de la diabetes no parece reducir la mortalidad cardiovascular
JANO.es · 15 abril 2015
En las personas con prediabetes, que tienen niveles altos de azúcar pero no se pueden considerar pacientes diabéticos, la detección temprana sí resultó eficaz para retrasar la progresión de la enfermedad.
La puesta en marcha de cribados para detectar tempranamente la diabetes en población adulta asintomática no parece reducir la mortalidad cardiovascular, según datos de un estudio de la Oregon Health and Science University, de Estados Unidos, publicado en la revista Annals of Internal Medicine.
El trabajo revelan que la detección en fases más iniciales sí frena la progresión de la prediabetes a la diabetes, pero no tiene ningún efecto en el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular en los 10 años posteriores.
Los resultados de esta investigación, llevada a cabo entre 2007 y 2014, llegan después de que en 2008 el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos recomendara realizar el test de detección de la diabetes en personas asintomáticas con el objetivo de mejorar el diagnóstico de la enfermedad y evitar que, cuando se detecte, esté ya avanzada y las complicaciones sean más difíciles de tratar.
"Muchas personas con diabetes temprana pueden no tener síntomas, y por lo tanto no buscan atención", señala Shelley Selph, autor principal del estudio, que sin embargo cree que todavía es pronto para saber si el cribado aporta un beneficio real en la reducción de la mortalidad.
El estudio constata que el riesgo de mortalidad cardiovascular después de 10 años en los pacientes sometidos al cribado fue el mismo que el de los pacientes que fueron diagnosticados sin participar en él. No obstante, los autores reconocen que su puesta en marcha tampoco tuvo efectos perjudiciales, más allá de la posible ansiedad generada en quienes fueran diagnosticados.
Y en las personas con prediabetes, que tienen niveles altos de azúcar pero no se pueden considerar pacientes diabéticos como tal, la posibilidad de un tratamiento precoz y un cambio en los hábitos de vida sí resultó eficaz para retrasar la progresión de la enfermedad.