ESTUDIO HERMANAS HOSPITALARIAS
Identifican el área cerebral responsable de las alteraciones motoras en la esquizofrenia
JANO.es · 06 septiembre 2013
Entre un 20-25% de las personas con esquizofrenia padecen discinesia tardía, un síndrome caracterizado por movimientos involuntarios de cara, tronco y extremidades.
Alrededor de una cuarta parte de las personas con esquizofrenia padecen discinesia tardía (DT), un síndrome en el que aparecen movimientos involuntarios que afectan a la cara, al tronco y a las extremidades. En la mayoría de los casos, la DT es irreversible y puede llegar a ser incapacitante. Un grupo investigador de la Fundación para la Investigación y Docencia María Angustias Giménez (FIDMAG) de Hermanas Hospitalarias ha realizado un estudio que señala que la DT se asocia con un cambio estructural en el cerebro de las personas que la sufren. Este trabajo, que ha sido publicado en la prestigiosa revista British Journal of Psychiatry, tiene especial relevancia debido a que se trata del primer estudio de discinesia tardía realizado con técnicas avanzadas de neuroimagen.
Según el Dr. Salvador Sarró, psiquiatra e investigador de FIDMAG Hermanas Hospitalarias y uno de los autores del artículo, “este hallazgo desmonta la hipótesis de que los síntomas de la discinesia tardía son un mero reflejo de los efectos neuroquímicos de los antipsicóticos, ya que son la consecuencia de un cambio en la morfología del cerebro”.
Los responsables del estudio consideran que los resultados de la investigación se deberían tener en cuenta a la hora de desarrollar nuevos fármacos antipsicóticos. “Es importante buscar medicamentos que reduzcan al mínimo el riesgo de provocar esta síndrome, como es el caso de la clozapina”, indica el investigador.
A pesar de ello, el Dr. Sarró aconseja que las personas con esquizofrenia y DT, cuyo tratamiento incluya el uso de fármacos antipsicóticos, no dejen de consumirlos. “Estos medicamentos ayudan a controlar el desarrollo de la propia enfermedad, permitiendo que la mayoría de las personas con esquizofrenia puedan llevar una vida normal fuera del hospital”, afirma el especialista.
Cambios en el volumen de la sustancia gris
En la investigación participaron 81 personas con esquizofrenia de distintos dispositivos asistenciales de las Hermanas Hospitalarias. Así, el equipo liderado por la Dra. Edith Pomarol-Clotet examinó y comparó, mediante una prueba de resonancia estructural, el cerebro de 32 pacientes con discinesia tardía con 49 sin esta alteración. También se incluyeron 61 controles sanos.
Los resultados se examinaron con una técnica de resonancia magnética, la volumetría basada en vóxeles (VBM), que permite detectar los cambios en el volumen de la sustancia gris que se producen en las distintas zonas del cerebro. Tras el análisis, se observaron modificaciones en la morfología de los ganglios basales -núcleos localizados en la profundidad del cerebro que tienen un papel importante en el control de los movimientos- de las personas con discinesia tardía.
En este sentido, el estudio muestra que los pacientes con este síndrome presentan reducciones en el volumen de la sustancia gris, a nivel predominantemente subcortical, localizadas en mayor medida en el núcleo caudado (uno de los tres grandes núcleos que componen los ganglios de la base). También se constata que el volumen de los ganglios basales del grupo de pacientes con TD es menor que en los controles sanos, hecho que señala una pérdida de tejido asociada con el fenómeno.
Tras los resultados obtenidos, los investigadores de la FIDMAG tienen el objetivo de seguir con la línea de investigación en curso sobre la discinesia tardía. “Una de las metas que tenemos por delante es comprobar si existen alteraciones a nivel funcional o cognitivo en las personas que manifiestan los síntomas de la DT”, explica Salvador Sarró.
Una enfermedad que afecta a 400.000 personas en España
La esquizofrenia es un trastorno mental crónico y grave que, en España, afecta a unas 400.000 personas. Esta enfermedad se caracteriza por una mutación sostenida de varios aspectos del funcionamiento psíquico del individuo, principalmente de la conciencia de realidad, y una desorganización neuropsicológica más o menos compleja, que lleva a una dificultad para mantener conductas motivadas y dirigidas a metas y a una significativa disfunción social. Así, una persona con este diagnóstico, por lo general, muestra un pensamiento desorganizado, delirios, alucinaciones, alteraciones afectivas en el ánimo y las emociones, el lenguaje y la conducta.
Se trata de una enfermedad cuyos síntomas suelen aparecer en adultos jóvenes. En el caso de los hombres se hace visible entre los 18 y los 25 años, mientras que entre las mujeres se retrasa al período de entre 23 y 35 años.