GINECOLOGÍA
JANO.es · 22 julio 2011
Las novedades en los dispositivos y materiales para la cirugía contra el desprendimiento pelviano hacen que estas intervenciones sean aptas a cualquier edad.
“Las novedades introducidas en los dispositivos y materiales necesarios para la cirugía contra el prolapso de suelo pélvico hacen que estas intervenciones, que se realizan mediante técnicas mínimamente invasivas, sean actualmente aptas para cualquier edad.” Así lo explica el urólogo del Hospital USP San Camilo Juan Evangelista Ruiz de Burgos, que recientemente ha intervenido con éxito a cinco pacientes mayores de 70 años.
El suelo pelviano es un conjunto de músculos, ligamentos, tejido conectivo y nervios que permiten el soporte y control del útero, la vagina, la vejiga urinaria, la uretra y el recto. El desprendimiento de este paquete muscular conlleva el descolgamiento, aislado o de forma conjunta, del recto, la vejiga o el útero, que terminan presionando la vagina hasta llegar a provocar un abultamiento apreciable incluso de modo externo.
Entre los factores que causan el desprendimiento del suelo pelviano, se hallan el parto (sobre todo si se trata de bebés de peso elevado o partos múltiples), la menopausia, el estreñimiento crónico, además de factores genéticos.
De la fisioterapia a la mallas biocompatibles
Los trastornos del suelo pélvico predisponen a las mujeres a una serie de síntomas que comportan una pérdida en la calidad de vida, como son la pérdida involuntaria de orina, alteraciones en la dinámica de la micción (con escaso volumen o muy frecuentes), infecciones de orina, pérdida del control de la retención de heces, escape de gases, dolores pelvianos, o dificultades en las relaciones sexuales.
En el caso de la incontinencia urinaria (que, en verano, ocasiona más problemas), los tratamientos conservadores de que se dispone, y cuyo fin es el fortalecimiento de los músculos de la región pélvica, consisten en ejercicios, fisioterapia y electroestimulación (conos vaginales, bolas chinas, etc.). Por lo que respecta a la cirugía, la intervención dura entre 30 y 60 minutos y consiste en la reconstrucción de los músculos y membranas debilitados del suelo pélvico, utilizando para ello dispositivos de soporte con mallas de material biocompatible.