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PUBLICADO EN 'PSYCHOLOGICAL SCIENCE'

Un 40% de las personas tienen recuerdos de la infancia falsos

UNIVERSITY OF CITY · 27 julio 2018

Casi la mitad de los participantes en un estudio evoca sucesos de etapas de la vida en la que no se guardan recuerdos.

Un estudio publicado en Psychological Science revela que el 40% de los participantes, unos 6.500, recuerda imágenes que corresponderían a bebés de uno o dos años. Sin embargo, se sabe que los primeros recuerdos perdurables no se forman antes de los 3-4 años, y que esos recuerdos son más bien fragmentarios, por lo que para hablar de algo parecido a una memoria completa hay que esperar a los 5-6 años de edad.

Eso no quiere decir que los niños no acumulen recuerdos. Algunos investigadores han observado cómo una persona de 6 años puede recordar algo que sucedió alrededor de su primer cumpleaños, pero a partir de una cierta edad, probablemente debido a cambios durante distintas fases del desarrollo cerebral, esos recuerdos desaparecen y no se pueden recuperar al llegar a la adolescencia. Este fenómeno es lo que se ha bautizado como amnesia infantil. Los recuerdos que perduran suelen formarse a partir de los 3-4 años, cuando los niños comienzan a contar historias sobre sus propias vidas, algo que sugiere que esas memorias están relacionadas con la capacidad para utilizar el lenguaje.

En el trabajo, del que informa el diario El País, investigadores de la Universidad de la City de Londres trataron de explicar el origen de estas memorias ficticias. Como han mostrado en muchas ocasiones los estudiosos de la memoria, esta capacidad se parece poco a un sistema de grabación que recoge la realidad y más a la construcción de un relato que nos ayuda a tener una identidad con la que adaptarnos mejor a la vida.

Respecto a los recuerdos infantiles que nunca existieron, los investigadores creen que se generan por diversos motivos. Por un lado, hay memorias sobre cosas que sucedieron en un momento determinado a las que después se clasifica en un periodo de tiempo anterior. Por otro, en ocasiones se mezclan recuerdos vagos de una etapa temprana de la vida con datos o anécdotas que se han escuchado después. Todo junto, con el tiempo, acaba componiendo una representación mental que se acaba experimentando como si fuese una memoria de algo que sucedió en un momento concreto. Los investigadores observaron que este fenómeno era más común a partir de la mediana edad y plantean que esas personas pueden haber generado esos recuerdos porque han tenido más oportunidades de revivir su pasado y, en ese proceso, reescribirlo.

Martin Conway, director del Centro para la Memoria y la Ley de la Universidad de la City de Londres y autor principal del estudio, apunta que este tipo de memorias ficticias puede tener “una explicación adaptativa”. “Cuando somos adultos, tener una historia personal consistente y positiva puede ayudar a tener una buena imagen de uno mismo y a mejorar nuestra relación con los demás”, señala. La persona que construye estas memorias ficticias no lo hace de manera consciente. “Alguien puede hacer escuchado que su madre tenía un cochecito verde, después esta persona imagina qué aspecto podría tener y al cabo del tiempo se va formando una memoria a la que la persona acaba añadiendo nuevos elementos, como los juguetes que podría ver tumbado en ese carrito”, continúa. Todos estos recuerdos acaban por parecer reales para la persona que los evoca.

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