Dos estudios en pacientes oncológicos demuestran que las bacterias intestinales influyen en la respuesta a tratamientos que ayudan al sistema inmunológico a combatir la enfermedad.
Un estudio de la Universidad de Calgarymuestra que la microbiota intestinal se aprovecha de glóbulos blancos que causan diabetes para proteger el huésped contra la enfermedad.
Un estudio abre una puerta a la comprensión de por qué las perturbaciones horarias están asociadas a una mayor frecuencia de enfermedades metabólicas como la obesidad y la diabetes.
La colonización bacteriana del intestino de un neonato resulta clave en la salud que tendrá a lo largo de su vida, al punto de que cualquier alteración en esta etapa incrementa el riesgo de enfermedad.
Investigadores de la Universidad de Jaén aíslan sustancias que promueven la proliferación de las bacterias causantes de que la flora intestinal cumpla correctamente su función en la asimilación de nutrientes.
Investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas demuestran que la inmunoglobulina M, secretada por el intestino humano, es fundamental para mantener la diversidad de la microbiota.
Una investigación en la que ha participado la Universidad de Córdoba, describe cómo la posible alteración en la flora intestinal se relaciona directamente con el desarrollo de la esclerosis múltiple recurrente-remitente.
Un estudio español describe cómo la activación de la proteína TLR2, el principal elemento que reconoce los cambios en la cantidad y calidad de la flora intestinal, condiciona los niveles disponibles de serotonina.
Científicos de la Universidad de Texas, en Estados Unidos, concluyen que las personas con melanoma avanzado cuyo cáncer responde a la inmunoterapia presentan más diversidad en los tipos de bacterias del intestino.
Un estudio del IDIBELL revela que la pérdida de una molécula denominada TP53TG1 impide la muerte de las células malignas que inducen los fármacos antitumorales en cánceres de colon y estómago.
Estas nanopartículas son absorbidas por las células del intestino donde se producen estas patologías, reparándolas e impulsando la proliferación de nuevas células que revisten al colon.
Científicos del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca han utilizado el gusano Caenorhabditis elegans para investigar el efecto que la microbiota intestinal ejerce en el proceso de envejecimiento.
Según un estudio, estos microorganismos han estado conviviendo en simbiosis saltando de un ancestro a otro y dividiéndose en diferentes cepas al mismo tiempo que sus huéspedes se diferenciaban en especies.
Una investigación en ratones demuestra que el acetato estimula las células beta para secretar más insulina, gastrina y grelina, lo que conduce a una mayor ingesta de alimentos.
Se trata de un tubo de 3 milímetros de ancho que se introduce mediante endoscopia, y que, en respuesta al calor del cuerpo, se expande hasta 2,5 centímetros, desbloqueando el intestino antes de la cirugía.
El uso prolongado de antibióticos y la pérdida consiguiente de microbios intestinales lleva a los roedores a tener resultados en las pruebas de memoria.
Un estudio liderado por el investigador español Francisco Quintana sugiere que la microbiota interviene en la actividad de las células del cerebro implicadas en la neurodegeneración.