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4 de marzo: Día Mundial de la Obesidad

SEEDO / SEEN · 04 marzo 2022

Una encuesta de la Sociedad Española de Obesidad cifra en un 17,2 por ciento la proporción de españoles obesos y en un 36,6 por ciento la de personas con sobrepeso.

Este 4 de marzo se celebra una nueva edición del Día Mundial de la Obesidad, un problema de salud que afecta a 800 millones de personas en el mundo y que pone en riesgo a muchos millones más.

El lema de este año es "Todo el mundo tiene que actuar", con el que se reconoce que las raíces de la obesidad son profundas y que la única manera de avanzar es trabajando juntos, actuando a nivel local, nacional y mundial.

Los organizadores estiman que las consecuencias médicas de la obesidad costarán más de un billón de dólares en 2025. Recuerdan que las personas con obesidad tienen el doble de probabilidades de ser hospitalizadas si contraen la COVID-19, y vaticina que la obesidad infantil aumentará en un 60 por ciento en la próxima década, alcanzando los 250 millones de niños en 2030.

Encuesta en España

En nuestro país, la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) ha realizado una encuesta a un millar de personas, de las que el 53,8 por ciento reconoce tener exceso de peso, concretamente un 36,6 por ciento sobrepeso y un 17,2 por ciento obesidad. Esta sociedad científica califica estos datos de "alarmantes".

La encuesta, presentada esta semana en Madrid, ha seguido una metodología similar a una encuesta realizada por SEEDO a mediados de 2020 con el mismo fin, pero en este caso las entrevistas se han realizado online, método más fidedigno a juicio de los investigadores.

Según el vicepresidente de SEEDO y jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitari Arnau de Villanova (Lleida), Albert Lecube, los datos evidencian un aumento en los últimos meses. "La implantación del teletrabajo, más horas sentados delante del ordenador y cerca de la cocina, el estrés, las limitaciones para acudir a los centros deportivos por las restricciones COVID-19 y el miedo a salir a la calle en las personas de mayor edad han contribuido, sin duda, a que en la actualidad más de la mitad de nuestra población deba preocuparse por las consecuencias negativas para su salud que ocasiona el exceso de peso", explica.

En cuanto al índice de masa corporal (IMC) medio de la población, la encuesta lo sitúa en 25,97, con mujeres y personas más jóvenes con un IMC más bajo. Además, las mujeres también reflejan tasas más elevadas de bajo peso. En relación con la percepción subjetiva de exceso de peso o con el deseo de estar más delgado, un 70,9 por ciento de los encuestados les gustaría estar más delgados.

Al respecto, son las mujeres las que declaran en mayor medida haber intentado perder peso en algún momento de su vida (78,2 frente a 67,2 entre los varones). "Existe un claro interés por intentar adelgazar, ya que un 80,6 por ciento de las personas con sobrepeso y un 91,4 por ciento de las personas con obesidad declaran haber intentando adelgazar alguna vez", destaca la secretaria de SEEDO y adjunta del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Infanta Sofía (Madrid), Sharona Azriel.

La encuesta, según la presidenta de la SEEDO, Mar Malagón, pone de manifiesto que el sobrepeso y la obesidad se asocian a una menor actividad física y menor ejercicio físico en relación a lo que se observa en la población general. Las tres principales causas que aducen los encuestados sobre el exceso de peso están relacionadas con hábitos de ejercicio, en primer lugar, de alimentación, en segundo lugar, y de gestión emocional o personal.

En este sentido, el 42,6 por ciento de los consultados reconoce que no realiza ningún tipo de ejercicio físico o le dedica menos de una hora a la semana (incluyéndose todas las actividades, como andar a paso ligero, correr, trotar, montar en bicicleta, hacer gimnasia, o cualquier otra modalidad o actividad deportiva). Así, el sedentarismo se ha implantado en el 47,2 por ciento de los encuestados, que indican que se pasan entre una y cinco horas al día sentados, tumbados o inactivos (sin contar las horas de sueño), siendo un 31 por ciento y un 16 por ciento los que afirman pasar entre 5-8 horas al día o más de 8 horas, respectivamente, en actitud sedentaria.

Por el contrario, un 44,8 por ciento de los encuestados practica algún deporte. Caminar y las actividades de gimnasio son las formas más populares de hacer deporte, aunque estar delante de una pantalla parece ser la actividad más común (especialmente entre los sedentarios). De toda la muestra analizada, un 41,6 por ciento dedican 2-5 horas al día a este hábito y un 28,1 por ciento superan las 5 horas diarias. Un 22,7 por ciento de los encuestados confirman que realizan diariamente, por término medio, más de 7.000 pasos; y son únicamente un 11 por ciento los que aseguran subir, al menos, 5 pisos o tramos de escalera diarios.

Sin embargo, los especialistas de la SEEDO destacan que se advierte un interés por aumentar el tiempo que se dedica al ejercicio físico y se plantea, por lo tanto, el reto de mejorar aspectos motivacionales y hacer esta tarea más atractiva, amena y factible.

De la población sedentaria, el 80,7 por ciento reconoce que le podría dedicar al menos 15 minutos al día, 4 o 5 días a la semana; y prácticamente todos los jóvenes encuestados (94,9 por ciento), aseguran que podrían dedicar más de una hora semanal al ejercicio, siendo el grupo poblacional más dispuesto a ello.

"El principal motivo que se argumenta es que no les gusta hacer ejercicio y, entre los más jóvenes, la principal razón para no hacerlo es el alto precio de los centros deportivos. La solución parece relativamente sencilla: hagamos este hábito más atractivo y barato. Debemos buscar actividades más motivadoras y adaptadas a las diferentes edades y condiciones de peso, así como trabajar sobre las falsas creencias alrededor del ejercicio físico", comenta Azriel.

Asimismo, la encuesta ha evidenciado el estigma social de la obesidad que sigue acompañando a las personas que viven con esta enfermedad. Prácticamente la mitad de las personas que creen que tienen exceso de peso (43,9 por ciento) se han sentido acomplejadas por ello, siendo mayor esta sensación entre las mujeres (un 54,5 por ciento), y el 14,1 por ciento de los encuestados se han sentido rechazados por su peso en alguna ocasión.

Infradiagnóstico

A pesar de que el 93 por ciento de los profesionales de la salud considera la obesidad como una enfermedad crónica, solo el 44 por ciento de los pacientes recibe el diagnóstico de obesidad por su médico, y apenas un 24 por ciento son citados a visita de seguimiento, según alerta la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) con motivo del Día Mundial.

Esta menor atención a esta enfermedad crónica responde a múltiples factores, como la estigmatización que culpabiliza al paciente por no tener hábitos saludables, a la escasa disponibilidad de recursos para abordarla, a que su tratamiento farmacológico no está cubierto por la financiación pública, y a que las listas de espera para el tratamiento quirúrgico son largas y restrictivas.

Sin embargo, según recuerdan los endocrinólogos, la evidencia científica ha demostrado que la obesidad tiene un origen complejo y multifactorial. En cada individuo, interaccionan de forma diferente factores que promueven esta enfermedad y gran parte de ellos están fuera de su control voluntario.

Así, los determinantes genéticos, en un ambiente cada vez más obesogénico, donde también tienen efecto negativo el estrés, el escaso sueño y el sedentarismo, entre otros, contribuyen a que esta pandemia esté descontrolada.

Existen múltiples factores que provocan que el abordaje de la obesidad sea un reto difícil, entre los que se contemplan su alta prevalencia, la falta de reconocimiento como enfermedad crónica, el placer que puede suponer la comida, la asociación de la pérdida de peso con la mera estética, los bulos y el nicho comercial de tratamientos no efectivos.

"La falta de formación sobre la alimentación saludable en la población general y, más grave aún, en los profesionales de la salud, la publicidad de los alimentos ultra procesados, así como la escasez de equipos multidisciplinares, junto con el estigma y la discriminación hacia las personas con obesidad, hacen que su abordaje correcto sea un verdadero desafío", lamenta la SEEN.

Tratamiento de la obesidad

El tratamiento de la obesidad ha demostrado prevenir sus múltiples consecuencias para la salud e incluso disminuye la incidencia de cáncer y la mortalidad general. Asimismo, puede conseguir la remisión de la diabetes y prevenir eventos cardiovasculares, así como mejorar sustancialmente la calidad de vida de las personas, entre otros beneficios.

La pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de las personas con obesidad, ya que ha evidenciado que se trata del factor de riesgo más importante de mortalidad por COVID-19, además de todos los efectos colaterales de las restricciones, a nivel psicológico y de movilidad.

Por estos motivos, es necesario actuar para frenar esta tendencia y evitar las consecuencias de la obesidad. La SEEN propone involucrar a las ciudades mediante sus departamentos de salud en este desafío contra la obesidad, y aboga por la puesta en marcha de iniciativas que promuevan un ambiente más saludable que impulsen la actividad física, el consumo de alimentos de temporada y de cercanía, y la promoción de la salud en general.

Por último, cabe destacar que la SEEN ha elaborado una guía de abordaje integral de la obesidad que pone a disposición de la atención primaria, con el fin de romper con esta barrera y facilitar la atención de las personas con obesidad.

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