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Referentes filosóficos

La amistad según Aristóteles

Aristóteles (Estagira, 384 a. de C.- Calcis, 322 a. de C.) dedica los libros VIII y IX de la Ética a Nicómaco al estudio de la amistad (philia). Afirma, desde el principio, que se trata de una virtud o que va acompañada de virtud, y estima que es lo más necesario para la vida: “Los amigos se necesitan en la prosperidad y en el infortunio, puesto que el desgraciado necesita bienhechores, y el afortunado personas a quienes hacer bien. Es absurdo hacer al hombre dichoso solitario, porque nadie querría poseer todas las cosas a condición de estar sólo. Por tanto, el hombre feliz necesita amigos”.

La evolución y la recuperación de una enfermedad obedecen a la interacción de factores muy variados y, entre ellos, la amistad juega un rol que las personas perciben de alguna manera como algo real, aunque no sea posible su demostración científica.

La evolución y la recuperación de la enfermedad o de cualquier lesión o daño biológico depende de muchos factores: tratamientos o intervenciones médicas, enfermedades agregadas, edad del enfermo, respuesta inflamatoria o inmunológica, actitud personal, factores afectivos, psicológicos o espirituales y, desde una posición de fe, de la acción divina. Cada uno de estos factores juega un rol imposible de precisar pero no por ello inexistente. Al contrario, quien vive estas situaciones toma conciencia muy real del valor de cada uno de ellos, aunque sea imposible demostrar cómo y cuánto actúan. A los factores mencionados falta mencionar “la amistad”. Es una de las vivencias que se experimentan en situaciones agudas o críticas y la experiencia permite sostener que las diferentes formas de apoyo, cercanía, visitas, etc., de la familia y de los amigos juegan un rol relevante en la evolución de la enfermedad y de los procesos de recuperación. Es lo que pretende analizar este artículo.

La amistad se define como “afecto personal puro y desinteresado, compartido con otra persona y que nace y se fortalece con el trato”1. Los elementos de esta definición son importantes en cuanto llegan a la esencia del tipo de relación entre personas que se valoran por quiénes son y como son, sin intereses, buscando el bien del otro de manera recíproca y, además, creciente con el tiempo y la experiencia. De tal importancia es la amistad en la vida humana que ya Aristóteles escribió sobre ella (philia) y la consideró como “lo más necesario para la vida”2. Hoy algunos autores la consideran filosóficamente como uno de los bienes humanos básicos que son la base para lograr la perfección y la felicidad. Los otros bienes básicos son la vida, el conocimiento, el trabajo y el juego, la experiencia estética, la familia, la armonía interior y la religión3,4.

Tipos de amistad

Es posible distinguir muchos tipos de amistad, cada una de ellas con sus características y su valor, además de que pueden cambiar y acercarse más o menos a la amistad perfecta. Hay amistades de niños, de colegio, de grupos, de trabajo, de barrio, etc. que además se superponen e interactúan entre ellas. Sin embargo, los tipos de amistad que aquí consideraremos se refieren a la amistad en la familia, la amistad de los amigos, la amistad médica y la amistad con Dios.

La amistad en la familia incluye aquella entre marido y mujer, que se va construyendo a lo largo de los años y que en momentos de crisis puede cambiar, fortaleciéndose en muchos casos, pero a veces también trizándose o destruyéndose. De particular importancia es la amistad entre padres e hijos, entre abuelos y nietos, entre hermanos, cuñados, etc. Cada uno de estos vínculos se prolonga en el tiempo, con altos y bajos, pero con una base que reaparece y se enriquece cuando algún miembro de la familia vive situaciones críticas. El valor de la amistad familiar ha sido destacado en muchos estudios sociológicos como un soporte fundamental en la vida de las personas, especialmente de las más débiles y en situaciones de crisis o de enfermedad.

La amistad de los amigos es muy diversa y dependiente de factores personales, psicológicos, sociales y culturales. También hay grados variados de amistad y situaciones que las generan o favorecen a diferentes edades, en lugares de trabajo o según actividades de tipo cultural, deportivo, social, espiritual, etc. Así con cada amigo se comparte una parte importante de la vida personal construyéndose verdaderas redes de amistad con diversas formas de comunicación verbal, gestual, escrita, electrónica, etc., todas ellas también variables en su duración y profundidad. La tecnología actual facilita además el contacto personal haciendo desaparecer las distancias que hasta hace poco alejaban a los amigos. Ante momentos felices o difíciles de la vida de un amigo siempre se movilizan de alguna forma estas redes contribuyendo a la celebración, o bien aportando fortaleza para superar las dificultades. En ambas situaciones la amistad contribuye así a la felicidad confirmando su cualidad de bien básico.

Un encuentro personal

La amistad médica es una característica fundamental de la relación del médico con el enfermo5, lamentablemente bastante olvidada en la medicina contemporánea. El médico tradicionalmente ha buscado el mayor beneficio del enfermo a través del diagnóstico y el tratamiento mientras éste responde con la confianza que deposita en la medicina, pero especialmente en el médico como persona. La relación entre médico y enfermo es así una forma de relación personal de amistad que ha evolucionado desde la medicina griega hacia distintos conceptos que incluyen visiones cristianas, modernas, seculares e institucionales. Sin embargo la esencia del vínculo entre el médico y el enfermo se mantiene como un encuentro personal en la medida en que se logran superar las diversas barreras que han aparecido con la complejidad de la medicina contemporánea.

La amistad con Dios constituye una vivencia diferente. La religión como bien básico es discutible porque es dependiente de la fe y no es autoevidente ni universalizable como los otros bienes básicos. Para los creyentes su relación con Dios es parte muy importante de la vida y se le puede considerar como una forma especial de amistad. En todo caso es una amistad asimétrica, sin reciprocidad por cuanto el hombre no puede aportar nada para el bien de Dios, pero sí puede creer que recibe su acción para alcanzar la felicidad. Como ocurre con todas las amistades, ella evoluciona durante la vida, fluctuando en sus grados de intensidad, cercanías, distancias, rebeldías, dudas y formas de oración o de comunicación. También varía según los momentos de la vida y las circunstancias en las cuales esta forma de amistad se hace más real. Uno de estos momentos suele ser la enfermedad propia o la de personas cercanas.

Reciprocidad

Hemos dicho que la evolución y la recuperación de una enfermedad o de un accidente obedecen a la interacción de factores muy variados y que entre ellos la amistad juega un rol que las personas perciben de alguna manera como algo real, aunque no sea posible su demostración científica. Se ha intentado demostrar, con resultados no concluyentes, el rol de la oración en la evolución de los enfermos6. Su mecanismo de acción se explica probablemente como factores anímicos y psicosomáticos no cuantificables que influyen en las capacidades biológicas de recuperación. Sin embargo, lo que sí es un hecho real y frecuente es que los enfermos reciben muchas muestras de apoyo y de afecto de parte de cada miembro de sus familias y de sus amigos. Ellas se expresan en una amplia variedad de visitas, mensajes, acompañamiento, oraciones, llamadas desde lugares muy distantes, correos electrónicos, regalos, etc. que son signos de amistad con su esencia de gratuidad y de búsqueda desinteresada de la recuperación de quien está en situación de riesgo y fragilidad. A estas manifestaciones de amistad se agrega la amistad médica que se expresa claramente cuando en la relación clínica se generan condiciones de compromiso personal de los médicos tratantes y de confianza del enfermo en ellos. Finalmente, esta compleja red de relaciones y de vivencias se completa con la experiencia espiritual del enfermo que siente a Dios más presente en su vida.

Una de las características de la amistad humana es su reciprocidad lo cual supone alguna respuesta de quien recibe tantas manifestaciones de afecto. Su respuesta no puede ser otra que expresiones de gratitud y de reconocimiento a su familia, sus amigos y sus médicos. Junto a la recuperación biológica o física esta profunda gratitud también favorece una recuperación plena y el restablecimiento de la armonía interior, con lo cual se resuelve la crisis personal propia de la enfermedad, aunque persistan muchas preguntas sin respuesta. Lo anterior lleva a tomar conciencia del valor y de la trascendencia de nuestros actos de amistad y de gratitud los cuales, como toda acción humana, son siempre susceptibles de perfeccionar y de fortalecer.

“La amistad se define como ‘afecto personal puro y desinteresado, compartido con otra persona y que nace y se fortalece con el trato’1. Los elementos de esta definición son importantes en cuanto llegan a la esencia del tipo de relación entre personas que se valoran por quiénes son y como son, sin intereses.”

Referencias

1. Diccionario de la Real Academia de la Lengua, XXII edición, 2001.

2. Aristóteles. Ética a Nicómaco VIII, 1155.

3. Finnis J. Fundamentals of Ethics. Georgetown University Press, 1983.

4. Gómez-Lobo A. Los bienes humanos. Mediterráneo, Santiago-Chile, 2006.

5. Laín Entralgo P. El médico y el enfermo. 2ª edición, Triacastela, Madrid, 2003. 6. Robert L, Ahmed I, HallS. Intercessory prayer for the alleviation of ill health. Cochrane Database Syst Rev (2) CD 000368, 2000.

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