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Anticuerpos y vacunas parecen ser menos eficaces contra las variantes del SARS-CoV-2

Nature · 08 marzo 2021

Investigadores estadounidenses han probado en el laboratorio cómo los anticuerpos generados por personas que han pasado la infección y otros anticuerpos monoclonales responden a las variantes británica, sudafricana y brasileña.

Una nueva investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis (Estados Unidos) muestra que las tres nuevas variantes del coronavirus causante de la COVID-19, conocidas como sudafricana, británica y brasileña, pueden evadir los anticuerpos que actúan contra la forma original del virus que desencadenó la pandemia.

Con pocas excepciones, tanto si dichos anticuerpos se produjeron en respuesta a la vacunación o a la infección natural como si se trataba de anticuerpos purificados destinados a ser utilizados como medicamentos, los investigadores descubrieron que se necesitan más anticuerpos para neutralizar las nuevas variantes.

Las conclusiones, obtenidas en experimentos de laboratorio y publicadas en Nature Medicine, sugieren que los fármacos y las vacunas contra la COVID-19 desarrollados hasta ahora podrían perder eficacia a medida que las nuevas variantes se vuelvan dominantes, algo que, según los expertos, ocurrirá inevitablemente.

"Nos preocupa que las personas de las que se espera que tengan un nivel protector de anticuerpos porque han pasado la COVID-19 o han sido vacunadas puedan no estar protegidas frente a las nuevas variantes. Hay una gran variación en la cantidad de anticuerpos que una persona produce en respuesta a la vacunación o a la infección natural. Algunas producen niveles muy altos, y probablemente seguirían estando protegidas contra las nuevas y preocupantes variantes. Pero otras, especialmente las de mayor edad y las inmunodeprimidas, pueden no producir niveles tan altos de anticuerpos. Si el nivel de anticuerpos necesario para la protección se multiplica por diez, como indican nuestros datos, es posible que no tengan suficientes. La preocupación es que las personas que necesitan más protección son las que menos probabilidades tienen de obtenerla", explica el autor principal, Michael S. Diamond.

Los investigadores compararon las variantes con los anticuerpos presentes en la sangre de personas que se habían recuperado de la infección por el SARS-CoV-2 o que habían sido vacunadas con la vacuna de Pfizer-BioNTech. También analizaron los anticuerpos en la sangre de ratones, hámsters y monos que habían sido vacunados con una vacuna experimental desarrollada en la citada universidad y que puede administrarse por vía intranasal.

La variante B.1.1.7 (británica) pudo ser neutralizada con niveles de anticuerpos similares a los necesarios para neutralizar el virus original. Pero las otras dos variantes requerían de 3,5 a 10 veces más anticuerpos para su neutralización.

A continuación, probaron los anticuerpos monoclonales, réplicas producidas en masa de anticuerpos individuales excepcionalmente buenos para neutralizar el virus original. Cuando probaron las nuevas variantes víricas contra un panel de anticuerpos monoclonales, los resultados oscilaron entre una amplia eficacia y una ineficacia total.

Dado que cada variante del virus portaba múltiples mutaciones en la proteína de la espícula del virus, los investigadores crearon un panel de virus con mutaciones individuales para poder analizar el efecto de cada mutación. La mayor parte de la variación en la eficacia de los anticuerpos podía atribuirse a un único cambio de aminoácido en esta proteína. Este cambio, denominado E484K, se encontró en las variantes B.1.135 (sudafricana) y B.1.1.248 (brasileña), pero no en la B.1.1.7 (británica). La variante B.1.135 está muy extendida en Sudáfrica, lo que podría explicar por qué una de las vacunas probadas en humanos fue menos eficaz en Sudáfrica que en Estados Unidos, donde la variante sigue siendo poco frecuente.

"Todavía no sabemos exactamente cuáles van a ser las consecuencias de estas nuevas variantes. Los anticuerpos no son la única medida de protección. Es posible que otros elementos del sistema inmunitario puedan compensar la mayor resistencia a los anticuerpos. Eso se determinará con el tiempo, a medida que veamos qué ocurre cuando estas variantes se extiendan. ¿Veremos reinfecciones? ¿Veremos que las vacunas pierden eficacia y surge resistencia a los medicamentos? Espero que no. Pero está claro que tendremos que examinar continuamente los anticuerpos para asegurarnos de que siguen funcionando a medida que surgen y se extienden nuevas variantes, y ajustar potencialmente nuestras estrategias de vacunación y tratamiento con anticuerpos", concluye Diamond.

Referencia: Nat Med. 2021 Mar 4. doi: 10.1038/s41591-021-01294-w

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