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JANO.es y agencias · 05 octubre 2007

Especialistas reunidos en el Congreso de la SEOM en Madrid puntualizan, sin embargo, que el número de nuevos casos y de muertes es inferior a la media europea

El autor aborda en este artículo el trabajo en equipo, el aumento de tutores y la figura del tutor de apoyo, y señala que la formación de especialistas médicos dentro del sistema nacional de salud no se puede llevar a cabo sin la colaboración de muchos tutores.

La formación de especialistas médicos dentro del sistema nacional de salud no se puede llevar a cabo sin la colaboración de muchos tutores y, aunque lentamente, cada día se reconoce más la importancia de esta figura.

De modo progresivo, se va asumiendo que la docencia no es una actividad secundaria y subsidiaria de la asistencia, y que el tutor tiene que tender a una “profesionalización”, pasando de un docente casual a un formador especializado.

El nuevo programa docente de la especialidad de medicina familiar y comunitaria supone una serie de grandes cambios respecto al programa anterior. Cambios que afectan al proceso formativo, y que por lo tanto van a exigir muchas modificaciones en cómo se lleva a cabo, en cómo participan los tutores y en los aspectos organizativos y de funcionamiento en las unidades docentes y en los centros de salud docentes.

Tanto la ampliación de los períodos formativos, la asistencia al centro de referencia un tiempo mínimo todos los años, la coincidencia en el centro y en cada cupo de más de un residente de distintos años, etc. van a exigir una cuidadosa planificación de las rotaciones y períodos docentes, e individualizarlos para cada residente. Dada su complejidad y los numerosos factores implicados, no es de esperar que esta planificación detallada y cuidadosa se pueda hacer desde la unidad docente para cada centro de salud, cada tutor y cada residente.

El aumento de tutores y la figura del tutor de apoyo pueden ayudar a resolver esa situación, pero su sola existencia no garantiza el buen funcionamiento del proceso formativo.

Un recurso poco utilizado para resolver estos y otros problemas formativos es los otros tutores que trabajan cerca, ya sea en el mismo centro o en otros centros de salud docentes, dado que se trata de unos recursos humanos muy especializados, muy valiosos, que actúan en el mismo ámbito, cercanos y baratos. Lo que se propone es trabajar con una mayor colaboración formando un auténtico “equipo docente”.

El trabajo en equipo es una de las formas de trabajo y probablemente una exigencia del ejercicio de la medicina actual, siendo además un requisito esencial en las normas de los equipos de atención primaria.

Aunque con numerosas dificultades, y muchas veces trabajando más en grupo que en verdadero equipo, los centros de salud realizan multitud de actividades que se pueden considerar como trabajo en equipo, sobre todo en los centros de salud docentes. Pero habitualmente suelen estar muy centradas en los problemas clínicos y de organización, y funcionamiento de la consulta.

 

Si el centro de salud es docente, el paso siguiente sería trabajar en equipo todos aquellos aspectos relacionados con la formación y la docencia (formación posgrado), aumentando su responsabilidad y capacidad resolutiva. Los tutores de medicina de familia de un centro docente formarían el “equipo docente”, incluyendo a los tutores acreditados, tutores de apoyo y otros colaboradores docentes, coordinados por el responsable de docencia, figura que ya existe.

La diferencia con el funcionamiento actual se basaría en su orientación y actividades. Además de las que ya se vienen realizando, con unos objetivos formativos claros y unas normas de funcionamiento, se realizarían actividades grupales.

Estas actividades y reuniones deberían realizarse con periodicidad para ayudar a resolver todos los problemas formativos que puedan surgir de forma práctica y concreta, huyendo de reuniones meramente informativas y burocráticas.

Algunos puntos clave a tratar serían: planificación a medio y largo plazo (plan estratégico), programa y actividades formativas; organización cuidadosa de rotaciones, calendarios y horarios para cada tutor y residente; planificación cuidadosa y coordinada de todas las actividades docentes a realizar; apoyo metodológico en aspectos formativos de unos tutores a otros; difusión de actividades y trucos docentes que se han mostrado útiles; desarrollo del programa docente y del proceso formativo adaptados a la realidad de ese centro de salud; resolución de problemas formativos —el “residente difícil”, etc.— y otras problemáticas —bajas, enfermedades, ausencias, etc.—; evaluación de cada residente de una forma más global y más real, pues ahora más tutores van a tener información cualitativa sobre ellos; trabajos de investigación en docencia y formación.

Por supuesto, se podrían incluir otras funciones, además del apoyo emocional al tutor —de forma habitual y en las posibles crisis—; creo que mejorarían notablemente la calidad de la formación y harían más fácil la adaptación al nuevo programa docente.

“El trabajo en equipo es una de las formas de trabajo y probablemente una exigencia del ejercicio de la medicina actual, siendo además un requisito esencial en las normas de los equipos de atención primaria.”

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