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SALUD PÚBLICA

Campaña antitabaco en escuelas e institutos

JANO.es · 08 octubre 2007

En el marco de la campaña "HELP-Por una vida sin tabaco", en los centros educativos europeos se repartirá a los alumnos un "kit" cuyo fin es concienciar acerca de los peligros del hábito de fumar

La polifarmacia será la norma en los próximos años, por lo que el dominio de la farmacología: el control de las interacciones y de la iatrogenia, es la oportunidad y el desafío del médico de familia del siglo xxi.

Una anciana y piadosa mujer se acercó a su confesor a pedir consejo.

Padre --dijo--. Como sabe, somos muy pobres y mi casa muy pequeña. Aparte de mis 7 hijos, tengo que acoger a mi hermano con su mujer y sus hijos y apenas podemos comer con las gallinas y las cabras del corral, pero sobre todo es imposible que nos acomodemos en una casa tan pequeña. ¿Qué puedo hacer?

-- Mete las cabras en la casa --le dijo el cura.

La mujer siguió el consejo, pero pronto no aguantó más y volvió a la iglesia.

­Padre, ya no lo soportamos más, las cabras se comen lo poco que tenemos, desordenan todo, lo ensucian... nos van a volver locos ¿Qué puedo hacer?

El cura le dijo:

­Hija, saca las cabras al corral.

Al cabo de un mes, la mujer volvió a hablar con el cura y le dijo:

­Gracias, padre, nos hemos acomodado ahora muy bien, y todos están contentos y tranquilos en mi casa.

Esta anécdota me recordó lo que nos ocurre a veces con algunos pacientes, a los que les ponemos algún tratamiento que les produce efectos secundarios peores que los síntomas iniciales, con lo que al suspenderlo conseguimos una "mejoría" y, sobre todo, que el paciente se conforme con sus síntomas iniciales que le parecen el mal menor. Desde luego, y a diferencia del tratamiento del cura, nosotros no lo hacemos, no lo podemos hacer, intencionadamente; aunque el efecto sea similar. El que prescribamos tratamientos farmacológicos para síntomas poco relevantes se debe, en parte, a la presión que recibimos de todos lados: pacientes, industria... sociedad en general. Nuestra rica y ablandada sociedad occidental, tan poco tolerante en nuestros días con la mínima incomodidad, y que cree firmemente en la magia de los fármacos, tanto que a veces precisa de la experiencia del efecto secundario para que, al igual que con la cabra de la anécdota, relativice sus propios problemas.

La iatrogenia es tan frecuente que casi siempre está presente, y la única pregunta es si la enfermedad o el síntoma son suficientemente relevantes como para asumirla. "Afortunadamente, los pacientes son bastante listos y no toman una gran parte de los fármacos que les recetamos", decía un tanto cínicamente un compañero cuando hablábamos de medidas para incrementar el cumplimiento terapéutico. La iatrogenia está detrás de una parte del incumplimiento y a los médicos nos cuesta interesarnos por ella. Unas veces es por el poco tiempo de que disponemos, no queremos "abrir" otro motivo de consulta; y otras porque tenemos miedo de que preguntar/informar sobre un efecto secundario sea la mejor manera de inducirlo.

Si hago memoria creo que mis mayores "éxitos" profesionales han consistido en tratamientos que he retirado, muchas veces del segundo nivel o de otros compañeros --somos más críticos con lo ajeno-- pero otras veces eran mis propios tratamientos. La mejoría de los pacientes suele ser clara y, sobre todo, rápida; por lo que suelen ser pacientes muy agradecidos, a veces tanto que durante unos segundos les miras suspicazmente para ver si son sinceras sus muestras de agradecimiento por librarles de un efecto secundario que tú mismo o el sistema sanitario le han producido.

Hoy día se maneja un número ingente de fármacos y nuestra formación sobre sus interacciones o efectos secundarios es realmente escasa. Me pregunto si interesa que se hable de ello. Desde luego no a la industria farmacéutica, responsable del 90% de nuestra formación, y tampoco a nosotros como colectivo, ya que la iatrogenia es en última instancia "culpa nuestra" y hablar mucho de ella no contribuye a dar confianza a nuestros pacientes sobre nuestras intervenciones. A la Administración, sin embargo, debería interesarle. Y así ocurre, es justo decirlo, con algunos farmacéuticos de área de atención primaria que intentan facilitar información completa sobre los fármacos. Esta información, muy valiosa, está sin embargo desprestigiada porque se tiene la imagen, en ocasiones desgraciadamente con algún fundamento, de que esta sesgada por priorizar la política de contención del gasto farmacéutico.

Desde la atención primaria debemos retomar el problema de la iatrogenia. Tenemos que reclamar una mayor formación y financiación para que se convierta en una línea de investigación prioritaria. En fin, que como alguien dijo: "Hablemos de lo que hablemos, acabaremos hablando de dinero"; si no conseguimos incrementar en nuestro país los presupuestos de la atención primaria para dedicar más tiempo a cada paciente, para formación continuada, para investigación, para recursos sociosanitarios..., la carísima iatrogenia, como otros problemas, seguirá aumentando y poco se podrá hacer.

 Los fármacos son sólo el último recurso. Nunca deben sustituir a la valoración y discusión de los síntomas con los pacientes, a los cambios en el estilo de vida, ni a las difíciles, y siempre caras, soluciones sociosanitarias."

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