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FISIOPATOLOGÍA RENAL

Científicos del Vall d'Hebron descubren una proteína que permite detectar la recaída de una grave enfermedad

JANO.es · 30 enero 2013

La apolipoproteína A-Ib determina en qué pacientes puede reaparecer la Glomeruloesclerosis Focal y segmentaria Idiopática (GFSI) después de un trasplante de riñón.

La Glomeruloesclerosis Focal y segmentaria Idiopática (GFSI) es una enfermedad de causa desconocida que carece de cura y cuya consecuencia última es un fallo de riñón. El trasplante de este órgano es la mejor solución pero, en ocasiones, tampoco es definitiva. No en vano, en el 40% de los afectados la enfermedad reaparece en el nuevo riñón. El grupo de Fisiopatología Renal del CIBBIM-Nanomedicine del Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR) y el Servicio de Nefrología del Hospital Universitari Vall d'Hebron han descubierto una proteína modificada –la apolipoproteína A-Ib– que se asocia a las recaídas de GFSI y puede servir como biomarcador predictivo para determinar en qué pacientes puede volver a aparecer la enfermedad.

En la investigación, cuyos resultados se han publicado en American Journal of Transplantation, han participado 14 centros de trasplante renal integrados en el grupo de trabajo GREAT (GRupo Español de Actualización en Trasplante). La conclusión principal es que la presencia de esta proteína en la orina es indicativa de que los pacientes trasplantados comienzan un proceso de recaída. Así, su detección en el postoperatorio inmediato tras un trasplante renal permite adoptar medidas terapéuticas.

Las glomeruloesclerosis focales y segmentarias pueden tener múltiples causas: genéticas, secundarias (obesidad, diabetes mellitus, infección por HIV, etc.) o también causas desconocidas o idiopáticas, que es lo que estudia este grupo de investigación, y que se caracterizan por la recaída después del trasplante, ya que la enfermedad puede afectar al nuevo riñón.

La glomeruloesclerosis focal y segmentaria es una enfermedad que se manifiesta como una lesión progresiva del riñón y termina formando un tejido cicatricial en algunas de sus partes. Se llama 'glomeruloesclerosis' porque este tejido cicatricial se forma en los glomérulos, que desempeñan la función de filtros de la orina. Allí donde aparece este tejido cicatricial, el riñón pierde su capacidad de filtrado, lo que produce un deterioro progresivo de su funcionalidad.

Cada riñón tiene miles de glomérulos y no todos se ven afectados, por eso se dice que es 'focal' y 'segmentaria'. Las lesiones glomerulares son la causa del 20% de los trasplantes renales que se realizan en España, por detrás de la diabetes y lesiones derivadas de la hipertensión.

Recaída de la enfermedad

El problema fundamental de esta enfermedad, según explican los autores del estudio, es que reaparezca tras el trasplante, lo que sucede en el 40% de los casos. Hasta ahora no se disponía de ningún método para prever qué enfermos podían recaer.

Estos pacientes, al ser trasplantados, pueden presentar una pérdida importante de proteínas por la orina desde el postoperatorio hasta al cabo de un año. Estas proteínas indican que algo le pasa al riñón pero no especifican qué, por lo que no se puede saber si el problema es una reaparición de la enfermedad, un rechazo u otras enfermedades hasta que no se realiza una biopsia que, además, no siempre es concluyente.

La proteína descubierta, la apolipoproteína A-Ib, permite distinguir si la pérdida de proteínas por la orina-proteinuria se debe a la recaída de la enfermedad o a otras causas. "El valor de esta proteína es que actúa como marcador diagnóstico de recaída de la GFSI, que puede conducir a la pérdida del riñón por esta causa después de un trasplante", explica el Dr. Joan López-Hellín, responsable de este estudio y miembro del grupo de Fisiopatología Renal, dirigido por la Dra. Anna Messeguer. "Además de su valor diagnóstico, muy sensible y específico, estamos evaluando actualmente su capacidad pronóstica", continúa el Dr. López-Hellín, quien asegura que "también estamos estudiando si puede detectar la enfermedad antes de que ésta se manifieste".

Por su parte, la Dra. Carme Cantarell, del Sevicio de Nefrología de l’Hospital Universitari Vall d'Hebron, dirigido por el Dr. Daniel Serón, explica: "Este hallazgo puede cambiar el curso de la enfermedad. Si actuamos de manera inmediata gracias a saber si nos encontramos ante una recaída o no, podemos optar por una estrategia terapéutica que evite la pérdida del riñón trasplantado". Y concluye: "Actualmente estamos estudiando si esta apolipoproteína modificada puede tener un papel como causa de la GFSI y en un futuro diseñar un tratamiento específico para la enfermedad".

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