NEUROLOGÍA

Consumo moderado de vino frente al deterioro cognitivo

JANO.es y agencias · 30 mayo 2008

Neurólogos participantes en la jornada “Neurología y Vino”, celebrada en Madrid, indican que ejerce un efecto beneficioso en el cerebro

En las fuentes manantiales de El Bosque se empieza a beber la vida del gaditano Parque Natural de la Sierra de Grazalema.
Las aguas de su río truchero se llenan de arroyos que afluyen en abundancia. A los pies de la aldea de Benamahoma, la sierra del Pinar parece un gigante de piedra caliza con las manos en alto. Del golfo de Cádiz llegan una y otra vez borrascas de poniente que chocan contra aquella barrera montañosa. Asaltar el Torreón (1.654 metros), que es la cumbre de la sierra, y otros picos vecinos se antoja difícil. La sierra del Endrinal refuerza el poder orográfico. Allí en medio, Grazalema pasa por ser el pueblo más lluvioso de España. De la Alexia celta y la Lacidula romana no se ve ni gota. Los aires andalusíes de Ben Zalema, que acabó llamándose Gran Zulema, aparecen en el nombre cristianizado del lugar. Está claro que las fábricas de mantas y paños del siglo XVII dejaron la frecuencia de las lluvias en segundo plano. Hum, aquí pudo recibir el agua del bautismo en la iglesia parroquial un tal José María Hinojosa, que se hizo bandolero de leyenda y montó una de bien sonada. A todas luces, nadie olvida a su popular “El Tempranillo”: agua de mayo para los campesinos. A las afueras del pueblo, refulgen los bosques de pinsapos que adornan las sierras del Pinar y de Zafalgar. Andando entre esta especie de abeto andaluz, auténtico superviviente de los tiempos de la retirada glaciar, parece desencapotarse el cielo. Aunque el tupido pinsapar impide que se haga toda la luz sobre la tierra.

www.grazalema.es