EPIDEMIOLOGÍA

Consumo de vino y esperanza de vida

JANO.es · 16 octubre 2007

Un estudio holandés realizado a lo largo de casi cinco décadas muestra que beber un poco de vino diariamente se asocia a una menor tasa de mortalidad en varones

De una manera tradicional, la atención primaria, pilar de los sistemas sanitarios modernos --el 40% de los facultativos en activo desarrolla esta especialidad y son directos responsables de la resolución de cerca del 90% de los problemas de salud de la población--, no se ha visto adecuadamente reflejada en el ámbito universitario.

El resultado es que, en la actualidad, España es --junto con Italia-- el único país europeo que no cuenta en sus universidades con departamentos de medicina de familia, situación que lleva a un predominio de la medicina hospitalaria y, por ende, a que los alumnos se relacionen únicamente con pacientes con patologías altamente específicas. La formación actual no concede a las actividades propias de la medicina de familia --caso, entre otras muchas, de las preventivas, de la detección precoz o del abordaje de las dolencias más prevalentes-- el protagonismo que debe requerirse para garantizar el correcto funcionamiento del sistema.

Es por ello que, en respuesta a esta necesidad, la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) ha puesto en marcha la Academia de Medicina de Familia (AMFE), organismo que nació en el seno del Grupo de Pregrado de la Sección de Docencia de la semFYC, con el objetivo de agrupar a todos los docentes españoles en el ámbito de la atención primaria y reclamar la inclusión de la especialidad en la universidad española. O, dicho de otro modo, con la finalidad de fomentar una atención de calidad a la salud de los ciudadanos --como recuerdan desde la propia semFYC, la asistencia integral y el abordaje integral de los pacientes sólo puede llevarse a cabo desde las consultas de los médicos de familia-- a través de una docencia de la medicina de familia en el grado, posgrado y la formación continuada.

La participación, creciente, de la medicina de familia en muchas facultades españolas durante los últimos 20 años se antoja en la actualidad claramente insuficiente: si bien 25 de las 27 facultades de medicina incluyen algún tipo de actividad docente de los médicos de familia, sólo 3 universidades contemplan la especialidad como asignatura obligatoria --y 8 como optativa--. El número de centros de salud universitarios únicamente supera el centenar --concretamente, 124--, cifra muy parecida a la de los profesores implicados en la docencia pregrado y la investigación.

En definitiva, y continuando en la dirección de las actividades que ha acometido el Grupo de Pregrado de la Sección de Docencia de la Sociedad --facilitación, a través de la elaboración de informes técnicos, de la inclusión de la especialidad en la universidad, amén de la organización de las Jornadas de Medicina de Familia y Universidad y de la participación en las reuniones de la semFYC--, la AMFE se presenta como el nuevo y necesario impulso dirigido a lograr que la medicina de familia sea reconocida en su justa medida dentro del mundo universitario. Una especialidad cuya, no ya importancia, sino trascendencia, queda reflejada no tanto en la magitud de sus cifras --más de 30.000 médicos de familia que, en su conjunto, llevan a cabo cada año más de 2 millones de actividades clínicas--, sino sobre todo en sus competencias.

El nacimiento de la AMFE converge además con la celebración del Congreso de la Sociedad, reunión que en esta su XXVI edición volverá a abordar en profundidad el problema ante la mirada de toda la sociedad española. Por el bien de la especialidad o, lo que es lo mismo, de la sanidad en general y de la población, esperemos que las nuevas iniciativas se vean recompensadas, si no con una resolución final, con avances significativos que conlleven una modificación de la actual, a la par que errónea, falta de apreciación que muestran los estamentos universitarios.