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PSIQUIATRÍA

Día Europeo de la Depresión

JANO.es · 05 octubre 2007

Este sábado 6 de octubre se celebra esta jornada, recordando que la enfermedad afecta a 121 millones de personas y es la causa de un millón de suicidios al año en todo el mundo

El autor parte en este artículo de la evidencia de que, actualmente, ya no hablamos de terapéuticas de países ricos, sino de una necesidad creciente en todo el mundo de trasplantes de eficacia probada y no excesivamente costosos.

Ocurrió recientemente en Manila. Se celebraba una de las reuniones regionales de consulta en cuestión de trasplantes que la OMS ha emprendido tras la aprobación en mayo del pasado año de la Resolución WHA 57:14, por la que este organismo pasaba a ser un actor relevante en este tema: ya no hablamos de terapéuticas de países ricos sino de una necesidad creciente en todo el mundo de trasplantes de riñón, córnea y otros muchos de eficacia más que probada y no excesivamente costosos, con implicaciones económicas, legales, éticas y, en fin, de todo tipo.

Hasta 18 países de la Región del Pacífico Occidental estuvieron presentes en la reunión a través de expertos y responsables sanitarios del máximo nivel. Entre ellos, China, Japón, Australia, los emergentes Malasia, Singapur o Corea del Sur y los enigmáticos en este tema, y en tantos otros, caso de Mongolia, Vietnam, Camboya, algunas islas de Oceanía o la propia Filipinas con un largo etcétera. Sólo había tres expertos de fuera de la zona, aparte el personal de la propia OMS: el sueco Karl Groth, del Instituto Karolinska y uno de los anteriores presidentes de la Sociedad Internacional de Trasplantes; Francis Delmonico, de la Universidad de Harvard, director del New England Organ Bank y presidente de la UNOS --la ONT norteamericana--, y quien esto escribe como representante de España.

La reunión no podía ser mas atractiva: conocer de primera mano lo que pasa en China --o al menos lo que ellos dicen que pasa--, el contexto en que se están desarrollando las investigaciones más apasionantes con células en Seúl o Singapur y, en fin, disponer de toda una perspectiva global de lo que ocurre en una zona del mundo donde todo indica que se concentra con mayor intensidad la compraventa de riñones por parte de los naturales de dichos países, pero también --y sobre todo-- de personas pudientes ciudadanos del Primer Mundo. Se trataba de conocer, de intercambiar experiencias y de iniciar un camino que debe conducir a una "normalización" progresiva de la situación que permita una racionalización de lo que se está haciendo, un mayor acceso de la población a estos tratamientos y, en especial, el asentamiento de unos principios éticos que con todos los matices culturales y religiosos que se quieran no pueden --no deben-- ser transgredidos.

Cualquier conato de paternalismo por parte de los occidentales quedó inmediatamente fuera de lugar ante la talla intelectual y humana de algunos de los médicos y políticos de la región. La experiencia española era muy popular para muchos de los presentes, lo que sin duda es un motivo de orgullo y una muestra de que la globalización es un fenómeno imparable. Los deseos de importarla son halagüeños, aunque difícilmente abordables para la ONT, habida cuenta de nuestro especial interés en los países hermanos de Latinoamérica. La reunión fue presidida por el viceministro de salud de China, el Dr. Huang Jiefu, perfecto conocedor del tema, entre otras cosas por haber llevado a cabo un cierto número de trasplantes hepáticos. A lo largo de la reunión dio muestras más que sobradas de una sabiduría --no sé si oriental u occidental-- evidentemente de muy alto nivel.

 

En el ambiente flotaba el secreto a voces de la utilización de órganos de los ejecutados en China. Nadie sabe a ciencia cierta de qué cifra estamos hablando; la delegación china hablaba de unos 6.000 trasplantes renales y 2.000 de hígado al año, se supone que buena parte de ellos con este origen.

La sorpresa vino cuando, con palabras muy medidas, el viceministro admitió por vez primera oficialmente esta práctica, con dos teóricos condicionantes "positivos": el consentimiento del ejecutado o de su familia --sobre esto hizo un gran hincapié-- y el hecho de que en ningún caso se tratara de presos políticos. Anunció igualmente una ley de trasplantes en la que se definiera la muerte cerebral y se centraran las bases para el establecimiento de un programa de trasplantes "homologable" al de otros países. En ningún momento anunció el fin de esta práctica, aunque admitió la necesidad de una evolución en este sentido.

Los conocedores de la situación china, resaltaron que ni la ley ni el camino emprendido iban a ser fáciles porque los poderes están "muy repartidos" y los cambios son lentos y difíciles. Sin embargo, la voluntad y la valentía del Dr. Huang son dignas de consideración en un camino en pos de los derechos humanos más elementales en el que las derrotas suelen ser bastantes más que las victorias.

Quizás un pequeño paso en la historia del trasplante y uno bastante mayor en la lucha por los derechos humanos. Ojalá que así sea, porque se trata sin duda de uno de los mayores horrores que ha dado la humanidad en las últimas décadas, y una nación como China, llamada a ser uno de los líderes del mundo, no puede convivir con estas prácticas ni con esta imagen.

“Huang Jiefu, viceministro de Salud de China, anunció una ley de trasplantes en la que se definiera la muerte cerebral y se centraran las
bases para el establecimiento de un programa de trasplantes `homologable´ al de otros países.”

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