ENFERMEDADES INFECCIOSAS
Dos vacunas atenuadas en combinación con fármacos inducen altos niveles de protección contra la malaria
Nature · 06 julio 2021
Un grupo internacional de científicos ha desarrollado una nueva estrategia contra la enfermedad, basada en la inoculación de un parásito, combinada con un fármaco profiláctico.
Una de las mayores dificultades para el desarrollo de una vacuna contra la malaria es que no existen modelos animales apropiados y, por esta razón, es necesario realizar ensayos clínicos en poblaciones endémicas. Mujeres embarazadas y niños de estos lugares son los grupos más vulnerables a la enfermedad.
La picadura de mosquitos infectados por el parásito Plasmodium falciparum propaga la enfermedad a través de esporozoítos, que logran introducirse en el hígado de la persona infectada y replicarse dentro de los hepatocitos. Después, miles de parásitos infecciosos se liberan en el torrente sanguíneo, donde infectan los glóbulos rojos, se multiplican aún más y causan la enfermedad.
Un equipo liderado por Patrick Duffy, del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de Estados Unidos, ha logrado inmunizar a 56 voluntarios adultos sanos con esporozoitos infecciosos químicamente debilitados.
“Se trata de una vacuna de parásitos vivos. Es decir, cuando la inoculamos no están atenuados. La forma en que logramos debilitarlos es que las personas que se vacunan reciben fármacos y son estos medicamentos los que atenúan el parásito”, afirma Duffy a la agencia SINC.
El ensayo consistió en administrar la vacuna para, días después, recibir una dosis de pirimetamina o cloroquina, dos fármacos profilácticos que matan los parásitos en fase hepática y en fase sanguínea, respectivamente. Los resultados se publican en Nature.
“La actividad de la vacuna se debe únicamente a la respuesta inmunitaria que se desarrolla. Los fármacos administrados no contribuyen específicamente a la protección a largo plazo”, aclara el investigador.
Los científicos evaluaron la eficacia contra la cepa homóloga -la misma de la vacuna- y una heteróloga -una cepa diferente- contra la infección controlada de malaria humana 3 meses después de la inmunización.
“El parásito que usamos como vacuna -la cepa NF54- ha sido estudiado desde la década de 1970 y es bien conocido en África. De esta forma, sabemos que es muy sensible a los dos medicamentos administrados. También se ha utilizado durante años para hacer lo que llamamos infecciones controladas de voluntarios humanos”, indica Duffy.
El equipo evaluó el efecto de diferentes dosis de la vacuna. “Esto implica que cambiamos la dosis del parásito, pero seguimos utilizando la misma cantidad del fármaco”, añade el investigador. Así, las dosis más altas se asociaron a niveles crecientes de efectividad. En este sentido, se logró una eficacia de hasta el 87,5 por ciento.
Respecto a las respuestas a una cepa diferente del parásito, la combinación con una dosis elevada de cloroquina logró una protección de inmunización con esporozoítos infecciosos del 100 por cien contra la cepa 7G8, que se encuentra en Brasil, en 6 individuos durante hasta 3 meses.
“Nos sorprendió ver el alto nivel de eficacia contra un parásito sudamericano. Realmente, la protección superó nuestras expectativas”, afirma el investigador. Esta demostración de la llamada protección heteróloga es importante porque una vacuna eficaz debe proteger contra una gama diversa de cepas de P. falciparum que circulan naturalmente.
“Creemos que debería funcionar bien contra muchas variantes en África, porque la cepa sudamericana es muy diferente y, sin embargo, la gente estaba protegida”, continúa el científico. En la actualidad, Duffy colabora con en la Universidad de Bamako, en Malí, para probar la eficacia en una comunidad que tiene una intensa transmisión estacional de la malaria en adultos.
“Como con cualquier producto de investigación, tenemos que ampliar el número de personas en los ensayos y el enfoque de la infección de malaria en un grupo humano controlado. Ahora, debemos probarlo en comunidades que están infectadas naturalmente. Esperamos que esos resultados estén disponibles a finales de este año”, puntualiza.
Referencia: Nature. 2021;10.1038/s41586-021-03684-z. doi:10.1038/s41586-021-03684-z