CARDIOLOGÍA
JANO.es · 13 octubre 2008
Concluyó la I Semana del Corazón de Bilbao, organizada por la Fundación Española del Corazón (FEC) bajo el lema "Cada mujer, un corazón"
Una de las estrategias clave en la prevención de las enfermedades cardiovasculares es la práctica de actividad física. Realizar ejercicio moderado, evitando de esta manera el sedentarismo, es un hábito de vida cardiosaludable, capaz de evitar el desarrollo de patologías cardiovasculares.
Controlar los factores de riesgo cardiovascular —hipertensión, hipercolesterolemia, obesidad, tabaquismo y sedentarismo— es la mejor estrategia de prevención. En este sentido, además del control de estos factores resulta primordial la adopción de hábitos de vida saludables, entre los que la práctica de ejercicio es fundamental, ya que no sólo mejora el estado de salud, sino que evita la aparición de enfermedades.
Durante el día de ayer, 12 de octubre, en el marco de la I Semana del Corazón de Bilbao, organizada por la Fundación Española del Corazón (FEC), que este año estuvo dedicada a las mujeres, bajo el lema "Cada mujer, un corazón", tuvo lugar una actividad cuyo fin fue fomentar la práctica de ejercicio. Se trataba del Paseo Cardiosaludable: "Conoce tu ciudad, mueve tu corazón", un circuito guiado por la ciudad de Bilbao con salida y regreso al Parque de Doña Casilda.
A lo largo de esta marcha, se explicaron los beneficios del ejercicio —caminar, subir escaleras, nadar, montar en bicicleta, correr…— para reducir el riesgo cardiovascular. Lo ideal, según los especialistas, es practicar ejercicio al menos tres veces por semana en sesiones de 20 a 60 minutos.
De hecho, los datos epidemiológicos indican claramente los efectos beneficiosos del ejercicio en la prevención de las enfermedades cardiovasculares y en la disminución de la mortalidad cuando la actividad física forma parte de las actividades laborales y recreativas.
Hidratarse antes, durante y tras la práctica de ejercicio
Durante la práctica de ejercicio, las pérdidas de agua y sales minerales aumentan, asimismo, influyen las condiciones ambientales (temperatura, humedad y viento), el estado físico (nivel de entrenamiento) y la intensidad y el tipo de ejercicio.
Es conveniente, sin caer en excesos, hidratarse antes, durante y después del ejercicio físico, ya que cualquiera aunque sea moderado, produce la eliminación de cierta cantidad de agua y sales minerales además de un consumo energético. Por eso es necesario el aporte de agua y aconsejable el aporte de azúcar y sales minerales para el correcto funcionamiento de la actividad muscular. Al menos en caso de ejercicio prolongado (aproximadamente 45 minutos o más) es necesaria la reposición hídrica con sales minerales y cierta cantidad de azúcares.
El Parque de Doña Casilda acogió hasta el domingo el Recinto Cardiosaludable, en el que los asistentes pueden someterse a mediciones de riesgo cardiovascular: toma de tensión arterial, colesterol, perímetro abdominal y asesoramiento nutricional personalizado. De esta manera, la FEC incidió en la importancia de prevenir las enfermedades cardiovasculares, responsables de un tercio de las muertes que se producen en el mundo, concretamente fallecen al año 17,5 millones de personas por este motivo.