SIDA
El 10,8% de la población reclusa española está infectado con el VIH
JANO.es · 22 octubre 2013
La comorbilidad psiquiátrica, la coinfección con la hepatitis C y las toxicomanías determinan la terapia antirretroviral, según ponen de manifiesto los expertos reunidos en las XVII jornadas de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria.
El abordaje del paciente VIH+ en el entorno penitenciario requiere un abordaje multidisciplinar en el que adquiere una especial importancia el seguimiento psiquiátrico y el control de la toxicomanía para garantizar la adherencia al tratamiento, ya que en general, se trata de pacientes con elevada problemática psicosocial. Esta es una de las conclusiones de las XVII Jornadas de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria celebradas recientemente en Zamora y que cuentan con el patrocinio de la compañía biofarmacéutica Gilead.
Actualmente, según datos publicados por el Plan Nacional del Sida en 2013, en las instituciones españolas, 2.579 pacientes reciben terapia antirretroviral. Según se ha expuesto durante estas jornadas, los factores más importantes que determinan la terapia antirretroviral son su interacción con la medicación psiquiátrica y con la metadona, además de con otros fármacos. De hecho, el perfil del paciente recluso infectado por el VIH en las prisiones españolas es mayoritariamente un hombre de alrededor de 40 años con el antecedente de haber usado drogas inyectadas, la principal vía de transmisión en este entorno.
La pertenencia a grupos sociales marginales (usuarios de drogas por vía parenteral, trabajadores sexuales, conductas sexuales no aceptadas por otros, etc…) o el nivel educativo son factores sociales, según algunos autores, que influyen en el bienestar mental.
Cuando se comunica un diagnóstico VIH+, el paciente atraviesa un cambio importante en sus percepciones, proyectos, relaciones, vivencias y expectativas que exige un esfuerzo de adaptación psicológica. Pueden aparecer sentimientos de culpabilidad o de arrepentimiento, sufrimiento personal o por la familia, temor, o rabia, tristeza y miedo a perder la autonomía personal. De hecho, estos sentimientos pueden agravarse con el avance de la enfermedad sobre todo si el paciente cuenta con una situación psicosocial comprometida y comorbilidades añadidas.
Ante las características específicas de la población reclusa infectada por el VIH y teniendo en cuenta la comorbilidad psiquiátrica, el Dr. Antonio López Burgos, Presidente de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria, considera “en el caso de estos pacientes, se valoran de forma especial las pautas de un solo comprimido al día (los denominados STR) dado que la adherencia es fundamental para el éxito de cualquier tratamiento. Además, actualmente disponemos de opciones simplificadas con un buen perfil de tolerabilidad y con pocas interacciones farmacológicas”.
'La terapia debe adaptarse a las características de los reclusos'
Por su parte el Dr. Andrés Marco, coordinador del Programa VIH y Hepatitis virales del CPH de Barcelona, indica ‘el seguimiento psiquiátrico de los pacientes VIH + de prisión, muchos de ellos con antecedente de enfermedad mental o en tratamiento con fármacos que actúan sobre el Sistema Nervioso Central es a menudo fundamental, por toxicidad o por comorbilidad”. Por otra parte, en todo caso, es importante tener en cuenta que el tratamiento de los trastornos del estado de ánimo y de las patologías psiquiátricas tiene un efecto positivo en estos pacientes. En numerosos estudios se ha observado que el tratamiento con psicofármacos redunda en una mejoría considerable, porque se consigue tratar la sintomatología psiquiátrica a la vez que se controla la infección por VIH.
En este sentido, el Dr. Marco señala: “En las prisiones, los pacientes infectados por el VIH suelen requerir mucha medicación por su pluripatología, teniendo que tener especial cuidado con los llamados psicofármacos”. Y añade: “La innovación en los comprimidos de una sola pauta al día ha mejorado las expectativas de nuestros pacientes respecto a la calidad de vida, algo básico para su reinserción social”.
Como conclusión a la jornada en relación con el tratamiento antirretroviral prescrito en los internos, los expertos indican que la terapia debe adaptarse a las características de la población ingresada. Al respecto, el Dr. López Burgos explica: “El tratamiento debe ser cómodo, adaptable a usuarios de drogas inyectadas en tratamiento, preferiblemente con pocas o nulas interacciones con metadona u otros fármacos que actúan sobre el sistema nerviosos central, buen perfil lipídico y bien tolerado por pacientes coinfectados por el VHC o VHB”.