REUMATOLOGÍA
El diagnóstico temprano de las espondiloartritis, clave para evitar el daño articular
JANO.es · 27 mayo 2013
Entre las causas del retraso en el diagnóstico figura el hecho de que las lesiones que se observan en las radiografías tardan años en aparecer.
"El diagnóstico temprano es clave en las espondiloartritis axiales, ya que estas enfermedades aparecen entre los 20 y los 30 años, etapas muy activas de la vida”, explica el Dr. Jesús Sanz, adjunto del Servicio de Reumatología Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda (Madrid), con motivo de una mesa redonda organizada por AbbVie en el marco del Congreso de la Sociedad Española de Reumatología (SER), celebrado estos días en Tenerife.
En España, estas patologías afectan a cerca de 900.000 personas y pueden llegar a tener un alto impacto en la calidad de vida del paciente. Las espondiloartritis agrupan patologías tan prevalentes como la espondiloartritis axial, que engloba la espondilitis anquilosante y la espondiloartritis axial no radiográfica o la artritis psoriásica (espondiloartritis periférica).
“El diagnóstico de las espondiloartritis puede retrasarse entre 5 y 10 años”, afirma el Dr. Sanz. Entre las diferentes causas que llevan al retraso del diagnóstico, se encuentra el hecho de que suelen pasar años hasta que las radiografías reflejan las lesiones.
La identificación a tiempo de las espondiloartritis, subraya este especialista, "evita procedimientos diagnósticos inadecuados y tratamientos innecesarios”. En este sentido, indica, "la resonancia magnética nuclear (RMN) es una excelente herramienta diagnóstica que permite la identificación de las espondiloartritis en el periodo de inflamación, antes de que ocurra el daño estructural en las articulaciones sacroilíacas y, por tanto, antes de que aparezcan reflejadas en las radiografías".
Por su parte, el Dr. Pedro Zarco, jefe de la Unidad de Reumatología del Hospital Universitario Fundación Alcorcón (Madrid), también recuerda que la resonancia “permite valorar de forma más adecuada y precisa la inflamación ósea en la pelvis y la columna vertebral, que afecta de forma característica a estos pacientes, permitiendo su detección y tratamiento antes de que produzca una lesión ósea más evolucionada”.