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El dolor crónico está infravalorado e infratratado

JANO.es · 17 junio 2009

La posible adicción al tratamiento frena la prescripción de los opioides

El dolor crónico no oncológico afecta a entre el 30 y el 40% de la población general. En España uno de cada 10 ciudadanos sufre dolor crónico, esto supone que el 11% de la población -52% mujeres y 48% hombres, según datos de la encuesta Pain in Europa de 2003-, presenta esta patología como consecuencia mayoritaria de la artritis reumatoide y artrosis (47%), seguido del dolor de huesos (23%) y en tercer lugar el dolor traumático (17%). A pesar de ser una patología muy común y el motivo más frecuente de consulta médica, los expertos indican que está infravalorada e infratratada.

El Dr. Manuel Rodríguez López, jefe de sección y coordinador de la Unidad de Dolor del Hospital Carlos de Haya de Málaga, recuerda que el 83% de estos pacientes son atendidos por el médico de familia, el 40% por el traumatólogo y sólo el 2% acude a la unidad del dolor. Así, ante la pregunta ¿quién debe tratar el dolor? el Dr. responde que el tratamiento del dolor es un problema complejo que requiere por parte del médico, además de gran interés y preparación previa, dedicación plena y conocimientos adecuados en una realidad sanitaria, -en cuanto a la atención del dolor crónico se refiere-, que presenta un déficit de anestesiólogos, inestabilidad en el cargo y falta de perspectivas laborales.

No obstante, como posibles soluciones el Dr. Rodríguez señala que el tratamiento de esta patología debe de hacerse desde los tres niveles: atención primaria, atención especializada y unidades del dolor. Estas últimas coordinadas con la atención primaria y dirigidas por profesionales que reúnan las mejores condiciones e independientes de su especialidad y de los Servicios de Anestesia.

Opiofobia

En cuanto al tratamiento, según la última evaluación realizada por la OMS en 2008, los analgésicos más utilizados para aliviar el dolor son los fármacos antiinflamatorios no esteriodieos, AINEs (49%), seguido de los epioides débiles,(13%), y sólo el 1% de los pacientes recibe como tratamiento analgésicos opioides fuertes. Sin embargo, la mayoría de los pacientes (58%) cree que el tratamiento es inadecuado y se puede mejorar su efectividad. En este sentido, el Dr. Rodríguez López, que acompañó al grupo de periodistas que visitaron las instalaciones de la farmacéutica especializada en dolor, Grünenthal, en Aachen (Alemania), comparte que “el consumo de opioides está por debajo de las necesidades terapéuticas debido fundamentalmente a un miedo desmesurado a los efectos indeseables de estos fármacos”.

La adicción, la depresión respiratoria, la tolerancia o el desvío del consumo son algunas de las causas que provocan en el uso clínico de los opiáceos el debate entre el alivio al dolor y el miedo a la dependencia. Ante este dilema, muchos expertos en dolor opinan que, aunque los tratamientos con analgésicos opioides suelen presentar efectos secundarios estos no suelen ser graves, con excepción de la depresión respiratoria, y que la mayoría de los efectos adversos se puede reducir o eliminar cambiando la dosis, el opioide o empleando otro fármaco.

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