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OBESIDAD

El ejercicio reduce el hambre en mujeres delgadas, pero no en obesas

JANO.es · 19 junio 2008

Es lo que concluye un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Michigan, presentado en la 90 reunión anual de la Endocrine Society en San Francisco

El ejercicio no inhibe el apetito en las mujeres obesas como lo hace en las mujeres delgadas, según un estudio de la Universidad de Michigan, presentado en la 90 reunión anual de la Endocrine Society en San Francisco.

"La falta de supresión de apetito puede promover más consumo de alimentos después de la práctica de ejercicio en el caso de las mujeres obesas", explica Katarina Borer, investigadora de la División de Kinesiología de la citada universidad y autora principal del estudio. "Esta información ayudará a terapeutas y médicos a entender las limitaciones del ejercicio en el control del apetito para la pérdida de peso en personas obesas", añadió.

Los autores pretendían entender mejor cómo las variaciones en los niveles de grasa en el cuerpo influyen en el apetito y en la hormona leptina, que en los animales reprime el hambre cuando aumenta la grasa corporal. Cuando aumentan los niveles de leptina, supuestamente se suprime el apetito y se motiva la actividad física para quemar calorías. Sin embargo, mientras la gente obesa se hace más gorda, sus niveles de leptina aumentan, pero se hacen resistentes a las acciones de esta hormona. "La hormona no hace el trabajo que supuestamente debería hacer en personas delgadas", dice Borer.

Su equipo estudió a 20 mujeres después de la menopausia: 10 delgadas y 10 obesas. Las mujeres consumieron tres comidas de mantenimiento de peso al día, mientras participaban en tres experimentos en tres días separados. Durante un experimento no practicaron ejercicio. En los otros dos, las mujeres se ejercitaron en la cinta de andar por la mañana y por la tarde. Quemaron 500 calorías cada vez, llegando a un total de 1.000 calorías diarias. Estos dos experimentos se diferenciaron en intensidad. Uno suponía caminar intensamente, o a un 80% del esfuerzo máximo, durante 7,5 minutos, con periodos de descanso de 10 minutos entre 10 sesiones de caminatas, y el otro fue la mitad de intenso, un 40% del esfuerzo máximo e incluía caminar durante 15 minutos y descansar durante 5 minutos.  Cada hora y antes de cada comida, las participantes registraron su nivel de apetito en una escala de 10 puntos desde nada de hambre hasta extremadamente hambrientas. Se recogieron muestras de sangre cada 15 a 60 minutos para medir los niveles de hormonas.

Las mujeres obesas aseguraron tener menos hambre que las mujeres delgadas antes de las comidas e informaron no experimentar una inhibición del apetito durante los ejercicios, dice Borer. Como se esperaba, los niveles de leptina eran mucho más altos en las mujeres obesas que en las mujeres delgadas, mostró el estudio. Pero durante ejercicio intenso, las mujeres obesas no tuvieron una producción reducida de leptina, como las mujeres delgadas. Sólo ejercicio de intensidad moderada redujo la leptina en las mujeres obesas.

"La obesidad interfiere con la detección de leptina del uso de energía de ejercicio e inhibición de apetito, explica la investigadora. Las mujeres obesas quizás deban controlar sus calorías conscientemente porque al parecer algunas de las señales de satisfacción hormonal no funcionan tan bien".

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