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La falta de previsión y de diagnóstico hace que muchos alérgicos no sean tratados a tiempo, de ahí la importancia de tomar medidas al primer síntoma. “Para ello, además de adoptar las recomendaciones para minimizar la incidencia de los pólenes (se estima que a partir de 50 g de polen por metro cúbico en el aire los alérgicos ya presentan síntomas), es muy importante la educación del paciente, ayudándole a conocer sus síntomas, su enfermedad y a interpretar los recuentos de pólenes”, explicó el doctor Pedro Ojeda, alergólogo de la Clínica Ojeda de Asma y Alergia, de Madrid, durante un almuerzo con la prensa organizado por MSD.

Respecto al tratamiento farmacológico, el doctor Ojeda señaló que, aunque la batería actual de medicamentos es muy efectiva, es muy importante individualizar los tratamientos en cada caso y ver cuál es el más adecuado a cada persona. “En este sentido, se puede decir que cada alérgico tiene “su” antihistamínico. Los de segunda generación presentan un perfil de seguridad muy bueno y, además, tienen la ventaja de que no producen somnolencia. Además, estos fármacos poseen ciertos efectos antiinflamatorios, lo que aconseja tomarlos de forma continuada mientras se mantengan los niveles polínicos elevados; si se ingieren sólo cuando hay síntomas, se bloquea la histamina pero no se obtienen esos beneficios frente a la inflamación”, explicó el experto.

En cuanto a la inmunoterapia, el experto señaló que, hoy por hoy, la vacunación es el único tratamiento que puede modificar el curso de la enfermedad alérgica. “Gracias al diagnóstico molecular, es posible identificar de forma más precisa las proteínas implicadas en la alergia, lo que ha permitido la elaboración de monovarietales, que es la tendencia de tratamiento actual”.

Pedro Ojeda señaló también que está previsto que en el año 2015 las vacunas de la alergia tengan registro sanitario. En cuanto a la duración del tratamiento de inmunoterapia, afirmó que “La recomendación es vacunar al paciente durante al menos un período de tres años. Eso sí; hay que tener muy claro que la alergia no se elimina, ya que los alérgenos siguen estando ahí. Lo que propicia la vacuna es la tolerancia a los mismos”.

Otro de los temas debatidos durante este encuentro fue la constatación por parte de los especialistas de la mayor incidencia de los procesos alérgicos en las zonas urbanas. “Hay estudios que demuestran que la polución facilita la aparición de alergias y agrava los síntomas. Esto es debido, fundamentalmente, a las peculiaridades que presentan las partículas de escape de los motores diesel, las cuales, al ser adherentes, propician que se ‘peguen’ a ellas las partículas de polen, lo que favorece la alergia. De ahí nuestro convencimiento de que la mayor incidencia de alergias en ciudades como Madrid está relacionada directamente con el aumento del parque automovilístico”.

Por último, y sobre la posibilidad de proteger de alguna manera al sistema inmune para prevenir la aparición de la alergia, el doctor Ojeda señaló que, aunque se están llevando a cabo investigaciones al respecto (con probióticos, por ejemplo), los resultados no son concluyentes. “En el desarrollo de una alergia interviene la dotación genética y factores de tipo ambiental. Hoy por hoy no hay nada que se pueda hacer para preparar al sistema inmune de forma que no se desencadene un proceso alérgico”.

Se estima que en estos momentos entre el 9% y el 15% de los alérgicos al polen están presentando los síntomas característicos de esta dolencia (estornudos, lagrimeo, rinitis…) y, está previsto que las elevadas concentraciones de granos de polen se mantengan hasta finales del mes de junio.