NEUROLOGÍA
El tratamiento endovascular no es claramente superior al convencional con t-PA en pacientes de ictus isquémico
JANO.es · 21 febrero 2013
El ensayo mundial IMS3, en el que ha participado el Vall d'Hebron, abre una valiosa vía de información sobre los subgrupos de pacientes que pueden beneficiarse de estos tratamientos.
El Hospital Universitario Vall d’Hebron (HUVH) es el centro europeo que ha aportado más pacientes al estudio mundial sobre la eficacia de nuevos tratamientos endovasculares en pacientes de ictus isquémico, cuyos resultados ha publicado recientemente la revista New England Journal of Medicine (NEJM). Una de las conclusiones del trabajo es que el tratamiento endovascular no muestra una clara superioridad frente al convencional con el fármaco t-PA.
En el estudio, llamado IMS3 (Interventional Management of Stroke), han participado 656 pacientes provenientes de 58 centros de Estados Unidos, Canadá, Australia y Europa. El Hospital Vall d’Hebron ha contado con la coordinación del Dr. Marc Ribó, neurólogo y neurointervencionista, y con el Dr. Carlos Molina, jefe de la Unidad de Ictus del Vall d’Hebron, como miembro del Comité Ejecutivo.
El ictus isquémico, una oclusión brusca de una arteria cerebral, es una de las principales causas de mortalidad en Cataluña y España, y la primera de discapacidad permanente. Actualmente, el único tratamiento efectivo es el uso del fármaco t-PA (un inhibidor del activador tisular del plasminógeno), que, administrado en las primeras horas después del inicio de los síntomas, consigue en algunos casos la destrucción del trombo causante de la oclusión, la reperfusión cerebral y la reversión de los síntomas.
En muchos casos, el t-PA no consigue el objetivo deseado, lo que obliga a estudiar alternativas terapéuticas. La probada en este estudio, el tratamiento endovascular, consiste en acceder mediante un catéter al interior de los vasos sanguíneos hasta llegar a la arteria cerebral donde se encuentra alojado el trombo y proceder a su extracción.
Durante el ensayo se distribuyó a los pacientes que habían recibido t-PA intravenoso en las tres primeras horas después de la aparición de los síntomas de ictus en dos grupos: uno recibió terapia endovascular adicional; el otro, solo t-PA. El resultado es que el tratamiento endovascular no muestra una superioridad evidente frente al convencional con t-PA, pero ha abierto una vía de información muy importante sobre los subgrupos de pacientes que pueden llegar a beneficiarse de estos tratamientos y sobre cuáles son las exploraciones complementarias que permitirán identificarlos.
Aunque no se ha podido demostrar que los nuevos tratamientos sean más efectivos que los tradicionales en pacientes de ictus, existen factores que permiten a los investigadores ser optimistas, ya que la información obtenida mediante este estudio y la aparición de nuevos catéteres con un perfil de eficacia y seguridad mejorados respecto a los que se utilizaban hasta ahora ha permitido diseñar nuevos ensayos clínicos, algunos ya en marcha, en los que hay puestas grandes esperanzas.
Otra de las conclusiones del trabajo es la confirmación de una de las máximas del tratamiento del ictus, y es que por cada 30 minutos de retraso en el acceso al tratamiento, disminuyen un 10% las posibilidades de recuperación funcional de los pacientes.