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MEDICINA DEL TRABAJO

El Tribunal Supremo considera la hipoacusia como enfermedad profesional

JANO.es y agencias · 06 mayo 2008

Obliga a indemnizar a un operario que desarrolló hipoacusia neurosensorial bilateral tras trabajar durante casi 30 años como maquinista de una empresa de plásticos

Si las estadísticas no mienten, en España un millón de personas consulta cada día a su médico de cabecera. Se calcula que 200.000 de estos pacientes presentan un consumo de riesgo de algún tipo de droga: alcohol, tabaco, cannabis o cocaína, y se supone que sólo el 0,5% lo va a sugerir de algún modo en la consulta del médico o va a pedir ayuda directamente.

Los datos de la Encuesta Domiciliaria sobre Alcohol y Drogas aseguran que el 5,5% de la población adulta puede considerarse bebedor de riesgo. Pero, según explica el Dr. Asensio López, médico de familia, apenas existe “una demanda explícita” de ayuda para superar los problemas con el alcohol. Con todas estas dificultades, los médicos de familia consiguen detectar cada día un consumo abusivo de alcohol en el 25% de los hombres que asisten a una consulta de AP. Pero las autoridades sanitarias quieren dotar a estos facultativos de herramientas para que la detección sea más eficaz y, sobre todo, precoz.

Estas herramientas, en forma de guía de referencia y manual de consulta, pretenden que los médicos pregunten más y lo hagan mejor para conseguir una empatía con el paciente que permita explorar este consumo. Para el Dr. José Zarco, coordinador del Grupo de Intervención en Drogas de la SEMFYC, es imprescindible que los médicos conozcan los métodos más adecuados para investigar en el ámbito privado de los pacientes. Para conseguirlo, se recomienda hacer “preguntas abiertas, exploradoras y facilitadoras que den la oportunidad al paciente de explicarse de una manera amplia”.

Las preguntas prohibidas

La misión que se espera del médico de familia es exclusivamente de prevención sanitaria. Por esta razón, el manual El papel de la AP ante los problemas de salud relacionados con el consumo de drogas, editado por el Ministerio de Sanidad, advierte que el médico debe abordar el problema desde un punto de vista sanitario y no moral: “Es fundamental evitar los juicios de valor y huir de los estereotipos (todos los consumidores de drogas son unos drogadictos; los consumidores de drogas no se preocupan por su salud; las personas que usan drogas tienen un problema de valores, etc.)”.

La mencionada encuesta señala que el alcohol es la sustancia psicoactiva de mayor consumo, al punto de haberse convertido en el comodín del resto de las drogas. Esta realidad multiplica la importancia de la exploración del médico sobre los hábitos de consumo de bebidas alcohólicas.

Los errores más frecuentes de los facultativos a la hora de investigar están relacionados con establecer una relación distante y desequilibrada con el paciente o con hacer preguntas demasiado directas, del tipo: “¿qué drogas consumes?”. Interrogantes que llevan implícitas una respuesta, como por ejemplo: “De drogas, nada ¿verdad?” Este tipo de preguntas son percibidas por el paciente como un interrogatorio y cierran la puerta a la investigación.

Errores más frecuentes

Debe tenerse en cuenta que en la mayoría de los casos las personas no tienen ninguna intención de confesar su adicción o sus problemas de consumo y que, en el caso de los adolescentes, suelen llegar a la consulta obligados por sus padres y dispuestos a negarlo todo. Otra recomendación es no insistir demasiado y no obcecarse en obtener toda la información el mismo día.

De hecho, según los expertos que firman el manual, casi cualquier oportunidad es buena para preguntar. Se puede aprovechar el momento de abrir una historia, cualquier demanda del paciente explícita o implícita sobre el tema, una consulta sobre otro problema de salud o ante cambios biográficos importantes en su vida, como una separación o una situación de fracaso escolar.

En cualquier caso, la intención del Ministerio y de los autores del manual es ordenar las prácticas de los facultativos en sus consultas, dotarlas de una metodología y facilitar algunas herramientas y responder a las dudas de los profesionales acerca de la mejor manera de intervenir en estas conductas de la vida privada de sus pacientes pero que tiene connotaciones sanitarias importantes. Se estima que entre 12 y 13 millones de españoles sufren problemas de salud que son secuelas del consumo de alcohol y tabaco. Este manual, junto a la guía práctica Cómo actuar ante el consumo de alcohol, se distribuirá entre todos los médicos de los centros de salud.

¿Cuándo podemos decir que un paciente es drogodependiente?

Uno de los errores más frecuentes al abordar el consumo de sustancias es colgar el sambenito de “drogodependiente” a cualquier paciente consumidor. Este hábito que estigmatiza al paciente y aleja al médico de la posibilidad de obtener información también quiere ser minimizado por las autoridades sanitarias. Con este propósito, el manual deja claro los criterios de dependencia y destaca que responden a un cuadro clínico muy concreto que no es tan abundante. “Los criterios diagnósticos de dependencia son muy estrictos y no son aplicables a muchos pacientes, que sin ser dependientes, pueden presentar problemas en relación con el uso de sustancias. Por otro lado, el policonsumo de distintas sustancias es un fenómeno muy habitual que dificulta en muchas ocasiones establecer un diagnóstico claro. El diagnóstico de abuso de sustancias se establece a partir de las consecuencias negativas del consumo, independientemente de la existencia de tolerancia, abstinencia o consumo compulsivo”, explica el libro.

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