DOLOR
El uso de antiinflamatorios y corticoides podría aumentar las probabilidades de desarrollar dolor crónico
Science · 18 mayo 2022
El uso de antiinflamatorios y corticoides para aliviar el dolor podría aumentar las probabilidades de desarrollar dolor crónico, según investigadores de la Universidad McGill (Canadá) y colegas de Italia.
Su investigación pone en tela de juicio las prácticas convencionales utilizadas para aliviar el dolor. La recuperación normal de una lesión dolorosa implica inflamación y bloquear esa inflamación con fármacos podría conducir a un dolor más difícil de tratar.
"Durante muchas décadas, la práctica médica habitual ha sido tratar el dolor con fármacos antiinflamatorios. Pero descubrimos que esta solución a corto plazo podría acarrear problemas a largo plazo", afirma Jeffrey Mogil, investigador de la Universidad McGill.
En el estudio, publicado en Science Translational Medicine, los investigadores examinaron los mecanismos del dolor tanto en humanos como en ratones. Descubrieron que los neutrófilos desempeñan un papel clave en la resolución del dolor.
"Al analizar los genes de las personas con dolor lumbar, observamos cambios activos en los genes a lo largo del tiempo en aquellas personas cuyo dolor desapareció. Los cambios en las células sanguíneas y su actividad parecían ser el factor más importante, especialmente en los neutrófilos", afirma la investigadora Luda Diatchenko.
"Los neutrófilos dominan las primeras fases de la inflamación y preparan el terreno para la reparación del daño tisular. La inflamación se produce por una razón, y parece que es peligroso interferir en ella", afirma Mogil.
El bloqueo experimental de los neutrófilos en ratones prolongó el dolor hasta diez veces su duración normal. El tratamiento del dolor con antiinflamatorios y corticoides como la dexametasona y el diclofenaco también produjo el mismo resultado, aunque fueron eficaces contra el dolor en una fase temprana.
Estos resultados también están respaldados por otro análisis de 500.000 personas en el Reino Unido que demostró que quienes tomaban antiinflamatorios para tratar su dolor tenían más probabilidades de sufrirlo entre 2 y 10 años después, un efecto que no se observaba en las personas que tomaban paracetamol o antidepresivos.
"Nuestros hallazgos sugieren que puede ser el momento de reconsiderar la forma en que tratamos el dolor agudo. Por suerte, el dolor puede eliminarse de otras maneras que no impliquen interferir en la inflamación", afirma el investigador Massimo Allegri.
"Descubrimos que la resolución del dolor es en realidad un proceso biológico activo –añade Diatchenko-. Estos descubrimientos deberían ser seguidos por ensayos clínicos que comparen directamente los antiinflamatorios con otros analgésicos que alivien los dolores pero no alteren la inflamación".
Referencia: Sci Transl Med. 2022;14(644):eabj9954. doi:10.1126/scitranslmed.abj9954