EMBRIOLOGÍA

Embriones humanos creados a partir de células adultas

JANO.es · 18 enero 2008

La compañía californiana Stemagen Corp. Es la responsable de este experimento, publicado en "Stem Cells", con el que espera obtener células madre embrionarias humanas

Los prejuicios y el rechazo que provoca el enfermo mental se mantienen en la actualidad y, posiblemente, con más evidencia que en tiempos pretéritos

El refranero ha incorporado en su seno, a través del tiempo, todos los sucesos ordinarios o extraordinarios con los que el hombre se ha ido encontrando y sorprendiendo. Entre estos sucesos, la enfermedad mental, en sus distintas manifestaciones, ha recabado el inquieto interés del pueblo. En el refranero han quedado plasmadas muchas de las certezas del saber popular sobre el tema y, sobre todo, muchos de sus prejuicios.

De la locura siempre se hizo mofa; hasta don Quijote, el loco más universal, más real y más egregio, tuvo que sufrir no sólo las calamidades a las que le conducían sus disparatadas ideas. Duques, venteros, alguaciles... se ensañaron con él de forma delincuente y le sometieron a humillantes pruebas, alimentando sus delirios.

Los prejuicios y el rechazo que provoca el enfermo mental se han modificado en sus formas, pero no en sus esencias; y se mantienen en la actualidad, y posiblemente con más evidencia que en tiempos pretéritos.

El clima universal de prejuicios sobre el enfermo mental ha calado de forma profunda en la conciencia popular y se ha perpetuado, encontrando su mejor expresión, como trataremos de demostrar, en consejas y refranes. Hemos podido ras-trear unos 2.000 refranes que hacen referencia a la psiquiatría y a aspectos ligados a ella.

Hay un amplio grupo sobre factores epidemiológicos. El pueblo, que no sabe de las complicaciones de la epidemiología, ha contabilizado a lo largo del tiempo la abundancia de tontos, locos y “tontilocos” que encontraba a su alrededor. Ha plasmado el resultado de estas observaciones en más de medio centenar de refranes que una y otra vez insisten en que la frecuencia de la enfermedad es muy alta. Los más rigurosos llegan a afirmar que “El número de los tontos es infinito” o que de locos todos tenemos algún síntoma. Para obviar las dificultades diagnósticas y los errores que pudieran introducir los “falsos negativos”, se han aplicado fórmulas correctoras: “Son tontos todos los que lo parecen y la mitad de los que no lo parecen”.

Otro aspecto que aborda el refranero se refiere a los factores etiológicos. Desde lo genético a lo tóxico, pasando por lo ambiental, hay múltiples factores que pueden dar origen, precipitar o determinar de alguna manera que una enfermedad mental se manifieste como tal. Entre las supuestas causas de enfermedad, el refranero identifica factores de tipo genético hereditarios: “A quien nueve meses estuvo en el vientre de una loca, algo le toca”; “De parienta con pariente, hijos raquíticos o imbéciles”.

Se identifican factores etiológicos de tipo tóxico: “A mucho vino no hay mucha cabeza”.Se señalan causas familiares: “Boba madre tuviste si al mes no te reíste”; “Hijo solo, hijo bobo”. Se reconocen así mismo factores emocionales: “Cuando el deseo crece, enloquece”. O factores biológicos: “El mucho comer quita el buen entender”; “Dámela gorda, dártela he boba”. O influencias climáticas: “Habas en flor, locos en vigor”; “Si el sur dura, aumenta la locura”. O factores ligados al sexo. En este aspecto, el refranero es agresivamente machista y supone a la mujer poseedora y productora de múltiples trastornos: “La mujer, si gorda, es boba; si flaca, bellaca”; “La mujer y el vino sacan al hombre de tino”. Más de dos centenares de refranes tratan de explicar las causas de los distintos trastornos mentales.

El refranero dedica un amplio espacio a la sintomatología y al diagnóstico de la locura.

El diagnóstico de las enfermedades mentales es una más de las muchas dificultades a las que se enfrenta la psiquiatría. El pueblo ha tratado de eludir todas estas dificultades; ha contabilizado cuántas veces se producía un hecho, una conducta u otro tipo de variables que pudieran relacionarse con la locura. Con este registro de datos almacenados a través de los tiempos ha elaborado su propia CIE 10, especificando qué criterios son necesarios y suficientes para decidir quién es tonto o loco y quién no. A pesar de ello, es consciente de las dificultades que encierra el diagnóstico psiquiátrico: “Las formas de la locura son infinitas”.

Se han ido acumulando así una serie de refranes —cerca de 500— que hacen referencia a factores ligados con la sintomatología y diagnóstico de las alteraciones mentales. Variables relacionadas con aspectos físicos, corporales: “Cabeza grande, muchos mocos y meollo poco”. “Hombre largo, pocas veces sabio”; “Hombre piloso o tonto o venturoso”. Factores relacionados con las conductas: “Mucha risa, poco seso”; “Del loco, porrada o mala palabra”; “No hay necio que no sea desconfiado”. Datos basados en la propia conciencia de enfermedad: “Entonces eres loco de veras, cuando piensas que eres cuerdo”. Aspectos relacionados con las alteraciones del pensamiento: “Cada uno suena como tiene la cabeza”; “El seso está en la lengua”; “Imaginación hace cuerpo de lo que es visión”.

Además de reconocer multitud de variables que encaminan a un diagnóstico de las alteraciones mentales, dispone el pueblo de test que pueden completar dicho diagnóstico: “Conocerás la locura en cantar, y jugar, y correr mula”; “En tres cosas se conoce la cordura de un hombre: en gobernar su casa, en refrenar la ira y en escribir una carta”; “Si a tu amigo quieres conocer, hazle jugar y beber”.

El refranero también se ocupa de la evolución, pronóstico y tratamiento de las enfermedades mentales. Se incluyen en este capítulo, además de las medidas terapéuticas encaminadas a tratar la locura, el tratamiento que a la sociedad merecen este tipo de pacientes, y que en líneas generales no suele ser demasiado positivo: “A los tontos no los quiere ni su madre”; “Con tontos, ni a misa”; “Al loco todos le dejan solo”.

Por lo que se refiere a los remedios terapéuticos, más de 300 refranes recogen las opiniones del pueblo sobre el tratamiento de las enfermedades mentales. Abundan los de carácter punitivo: “Al hombre alocado el castigo le hará avisado”; “El loco por la pena es cuerdo”. Otros no lo son tanto y consisten en meras privaciones: “Para que cure el loco, que coma poco”. A pesar de estas propuestas, el pueblo fía poco de los remedios que se han ensayado para tratar de curar la locura y que han sido muchos en cantidad y variopintos en sus formas. El refranero recoge la generalizada opinión de que la locura es enfermedad crónica, que dura lo que dura la vida del loco y sin remedio posible: “La locura no tiene cura; y si la tiene, poco dura”. Tan imposible es su curación que escapa a las posibilidades del mismo Dios: “La locura ni Dios la cura”; “Dios todo lo cura menos la locura”.

Aunque en contadas ocasiones se llega a admitir alguna posibilidad terapéutica para la locura, esta posibilidad le es negada absolutamente a la oligofrenia: “El que tonto nace tonto muere”; “Sana alguna vez el loco; pero jamás el tonto”.

Entresacamos y exponemos algunos de los refranes pertenecientes a los apartados anteriores:

Boda sin borracho, téngolo a milagro. Da idea de la íntima asociación entre celebración —en este caso boda— y el beber excesivo.

De Burgos a la mar, todo es necedad. Enfatiza la abundancia de tontos. Tiene un componente xenofóbico aplicado a los habitantes de “La Montaña”.

El hombre más discreto lleva un loco dentro. Por sensata que sea una persona, puede llegar a trastornarse. Aun los más sensatos tienen ciertos grados de insensatez.

Es infinito el número de los tontos. Destaca la abundancia de éstos. Aparece en el Eclesiastés (1,15). Se utiliza como fórmula de resignación ante la incompetencia de alguno.

Las mujeres, o bobas o locas; cuerdas, pocas. Postura machista que asegura que es una rareza la existencia de mujeres sensatas.

No están todos los locos en “la Casa del Nuncio”. Da a entender que el número de los locos es muy grande y que hay muchos más de los que están encerrados en el manicomio. Se denominaba la “Casa del Nuncio” al antiguo manicomio de Toledo. Su denominación se debía a que fue fundado por Francisco Ortiz, Nuncio Apostólico (siglo XV)

Si locura fuese dolores, en cada casa darían voces.

A mucho vino, escaso tino. Asegura, como otros, que el vino, consumido en exceso deteriora el juicio. También sirve para asegurar que tras mucho beber se altera la coordinación psicomotora.

De padres cuerdos, hijos lerdos. Abundan en el refranero refranes que aseguran que los hijos son como los padres —“de padres gatos, hijos michines”—. Este contrarrefrán opina lo contrario y afirma que de padres sensatos e inteligentes, pueden proceder hijos tontos.

El vicio solitario de la mano, al cerebro deja aguado y vano. Durante mucho tiempo, las actitudes morales sobre la masturbación basaban en parte su prohibición en las graves consecuencias para la salud. Entre ellas se admitía que el cerebro y la medula se reblandecían y el pecado idiotizaba al pecador.

El vino y el pito son enemigos. Beber conduce, a la larga, a la impotencia.

La memoria disminuye si no la ejercitas. Procede del De senectute, de Cicerón. “Memoria minuitur, nisi cam exerceas”.

Los de Motos, judíos y locos. Refrán xenofóbico que utiliza la locura y el hecho de ser judío como insultos infamantes. Motos es un lugar al este de la provincia de Guadalajara y cercano a su límite con la de Teruel.

Mujer con letras, dos veces necia. El refranero es inmisericorde con la mujer y asegura constantemente que es tonta. Si además tiene la osadía de ser culta, es más tonta todavía.

Quien toma vino en su infancia, hasta el sepulcro le alcanza. Destaca la capacidad del vino de provocar dependencia.

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