NEUMOLOGÍA
Enzimas implicadas en la fibrosis quística
JANO.es y agencias · 03 diciembre 2007
Investigadores alemanes descubren que niveles elevados de proteasas en los pulmones de los afectados provocan el funcionamiento anómalo de los neutrófilos
Desde la boca atlántica del Guadiana se puede navegar en barco unos 50 kilómetros hasta los fondeaderos del caserío español de Puerto Laja y de la aldea portuguesa de Pomarao. Por los riberos del Bajo Guadiana no falta nada.
Aguas arriba, el Barranco dos Clérigos se anuncia como un lugar privilegiado para la observación de los animales. En la orilla opuesta, las aves rapaces se dejan ver en la Rivera de la Rochona. Los viejos fuertes de Alcoutim y Sanlúcar del Guadiana permanecen como siempre: uno frente a otro, separados por las aguas fluviales. Al norte de Laranjeiras, los árboles y matorrales mediterráneos parecen caerse por barrancos sin fondo. La Foz de Odeleite es una nube de aves.
En la desembocadura del Guadiana, las zonas húmedas portuguesas de Castro Marín y las marismas españolas de Isla Cristina dan alegría natural a una frontera inexistente. Tanto los caños como los brazos de mar y río rodean las salinas. El alhelí de mar y el cardo marítimo adornan las playas. Pinares de pino piñonero y sabinas dan sombra en las arenas donde sobrevive el camaleón. Aves como la avoceta, la canastera, el cormorán, la espátula común, el ostrero, la pagaza piquirroja, el porrón común y el zarapito real se divierten de lo lindo. La almeja fina, la boca, el róbalo y la dorada no son ajenos a la fama gastronómica de la marisma.
El puente internacional sobre el Guadiana, inaugurado en 1991, dejó fuera de servicio a los 2 barcos transbordadores que hacían a diario la ruta entre los pueblos de Ayamonte (Huelva) y Vila Real de Santo Antonio (Algarve). En este río fronterizo las aguas bajan también algo turbias: furtivismo, marisqueo incontrolado, contaminación, exceso de urbanizaciones y puertos deportivos. Los complejos turísticos de Isla Canela y Punta del Moral, las 2 playas más renombradas de Ayamonte, están en boca de todos por su crecimiento desmesurado.
¡Ay!, tener a Nuestra Señora de las Angustias como santísima patrona es cosa seria. Pero los habitantes de Ayamonte se desbordan de alegría cada segunda semana de septiembre al llegar las fiestas de su Virgen afligida. A fandango limpio ahuyentan las penas. Nadie se pasa de la raya. “Eres la más guapa”, piropean a su Angustias. “La morena que quiero”, llega a decir algún enamorado sin remedio. La raya en pimentón no pasa de ser un plato fuerte que pone las cosas en su lugar.