OBESIDAD
Exceso de peso en el 29% de los niños madrileños
JANO.es y agencias · 13 febrero 2008
El Ayuntamiento de la capital alerta del excesivo consumo de bollería industrial y aperitivos infantiles y recomienda pautas de alimentación saludables
Consumida la fiesta. Apagado el esplendor de los focos. Silenciados los bombos y platillos que entroncan el acto de entrega de los Oscar con un espectáculo circense, queda el poso del cine. Repasamos las claves de la reciente edición.
Una película: Crash. Monumental y a ratos despiadado retrato de la sociedad americana que ha merecido el Oscar a la mejor película. (JANO publicó la crítica de esta espléndida propuesta en el número 1.596.) Algunas de las mejores escenas del año desfilan por una pantalla en la que se mezcla compromiso, denuncia, esperanza y un inteligente análisis de la convulsa vida de las grandes ciudades.
Un director: Ang Lee. Se lleva el premio al mejor director por su trabajo en Brokeback Mountain. Este menudo taiwanés es el primer asiático en lograr el galardón en esta categoría. Alumno de cine en la Universidad de Nueva York, donde fue ayudante de dirección de Spike Lee, tiene sobrado oficio, sentido y sensibilidad para hacer buen, magnífico cine en cualquier género que aborda. Comedia rosa en El banquete de boda, drama en La Tormenta de hielo o cine de acción en Tigre y dragón.
Una actriz: Reese Witherspoon. Papelón en esa biografía de Johnny Cash que constituye En la cuerda floja. Es la novia del torturado músico. Witherspoon se alzó con el premio compitiendo con actrices que sonaban mucho más en las quinielas. Pero, ¡qué forma de hacer creíble una historia y un personaje! Gracia, humor, fuerza y dramatismo para un papel complejo que se convierte con el paso de los minutos en lo mejor del filme.
Un actor: Philip Seymour Hoffman. Ver Capote es, según quienes conocieron al escritor, acercarse, a través de la interpretación impecable de P.S. Hoffman, de una manera extraordinaria a la figura, a la voz y a los gestos del autor de A sangre fría. Una increíble transmutación de este actor que llegó al cine tras lesionarse gravemente y tener que abandonar una prometedora carrera como defensa en el fútbol americano. Truman Capote se hace realidad ante nuestros ojos; Hoffman se hace grande como actor.
Un honor: Robert Altman. El Oscar Honorífico para el director Robert Altman le sienta bien a una edición especialmente cargada de películas comprometidas. A sus 81 años, Altman ha tenido tiempo de dejarnos espléndidas muestras que hacen grande el cine. Lo ha hecho a menudo desde la disidencia, desde el desafío de los límites de la narrativa convencional, desde la convicción de que las cámaras pueden reflejar una mirada personal sobre el mundo; un universo individual que enriquece al colectivo. Que nos enriquece a todos.