NEUROLOGÍA
JANO.es · 23 marzo 2012
Según los especialistas, el proceso de adaptación al nuevo horario dura entre tres y cuatro días.
Reducir o anular la siesta días después del cambio horario ayuda al organismo a adaptarse a la nueva situación, asegura el doctor José Antonio Madrid, miembro de la Sociedad Española del Sueño (SES), quien, asimismo, sostiene que esta costumbre es "muy beneficiosa" si se hace durante un periodo breve.
"La siesta es un periodo en el que nuestro cuerpo está preparado de forma natural para dormir", señala este experto, a la vez que matiza que dormir demasiado después de comer dificulta, por la noche, la conciliación del sueño. Por este motivo, sostiene. el tiempo de siesta "ideal" pasa por entre 18 y 20 minutos, "ya que rompe con ese cansancio que hay después de comer" pero no tiene consecuencias negativas, como las que produce una siesta larga (atontamiento y cambio de humor). Después, "hasta que vuelves a encontrarse bien pasa demasiado tiempo, y luego, a la hora de acostarnos, vamos a tener más complicado el que durmamos a la hora y con la calidad adecuada".
En general, este especialista reconoce que el cambio de hora en primavera, en el que se pierde una hora de sueño, "afecta a todas las funciones controladas por el reloj biológico, que está en el cerebro". "Este reloj tiene tendencia a seguir funcionando con la misma velocidad todos los días, pero si se le quita una hora se requiere un esfuerzo para adaptarse al nuevo horario de sueño", explica el Dr. Madrid.
El proceso de adaptación al nuevo horario, prosigue el Dr. Madrid, dura entre tres y cuatro días en los que a todo el mundo le va a costar más levantarse y acostarse. Además, su apetito va aparecer en horas diferentes a las que se está acostumbrando.
"Cuando llega la hora de ir a la cama no sentimos sueños, ya que está preparado el cuerpo para dormir una hora más tarde", precisa el representante de SES, quien reconoce que todo ello genera "más somnolencia y más cansancio".
No obstante, el colectivo más afectado son los niños y ancianos, ya que son los que más dificultades van a encontrar, puesto que tienen "un reloj más rígido y cuentan con una mayor dificultad para sincronizarse al nuevo horario", señala Madrid. De esta manera, su sueño se fragmenta, por lo que no es de gran calidad.
Con todo, este experto recomienda, aparte de anular la siesta temporalmente, intentar levantarse "desde el primer día del cambio horario" a la misma hora. Así, la noche siguiente, el cuerpo tiene más tendencia a dormir. "Es más fácil cambiar la hora de despertar que la de acostarnos", apostilla.