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REUMATOLOGÍA

Guía de práctica clínica sobre lumbalgia

JANO.es y agencias · 13 noviembre 2007

El Servicio Vasco de Salud ha presentado este manual, que tiene como objetivo "servir de instrumento para mejorar la atención sanitaria a las personas con dolor lumbar".

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho públicos los resultados de la primera fase de su Proyecto WRIGHT, que ha investigado el riesgo que tienen los viajeros de padecer una enfermedad tromboembólica venosa (ETV) en sus 2 manifestaciones más frecuentes: la trombosis venosa profunda (TVP) y la embolia pulmonar (EP). Según sus conclusiones, el riesgo de ETV se duplica tras un viaje en avión, tren, autobús o automóvil de 4 o más horas de duración. No obstante, el estudio señala que, pese a este aumento, el riesgo absoluto de ETV en una cohorte de individuos sanos tras permanecer sentados e inmóviles durante más de 4 horas sigue siendo “relativamente bajo”: 1 por 6.000, aproximadamente.

En uno de los estudios del proyecto se investigaron específicamente los viajes en avión, comprobándose que quienes hacen múltiples vuelos en un período corto de tiempo también corren mayor riesgo de ETV, ya que éste no desaparece completamente tras el viaje, sino que persiste durante unas 4 semanas.

El informe también revela que hay otros factores que aumentan el riesgo durante los viajes largos, tales como los genéticos (por ejemplo, el factor 5 de mutación Leiden, común en el norte de Europa), la obesidad, una estatura elevada (más de 1,90 m) o muy pequeña (menos de 1,60 m), el consumo de anticonceptivos orales y los trastornos que predisponen a la coagulación de la sangre. Los expertos calculan que más de un 20% de la población podría tener alguna predisposición de este tipo, un porcentaje muy relevante si se tiene en cuenta que cada año vuelan alrededor de 2.200 millones de personas.

El “síndrome de la clase turista”

En 1977, se acuñó el término “síndrome de la clase turista” después de la descripción de varios casos de ETV tras un viaje en avión en dicha clase. Se quería resaltar con ello que el espacio reducido para el estiramiento de las extremidades inferiores durante un período prolongado reduce el retorno venoso favoreciendo la estasis de la circulación venosa. Pero esta circunstancia no es exclusiva de los viajes en avión en clase turista. También ha sido descrita en clase business y en otros medios de locomoción, como automóviles o autobuses, donde se mantienen las extremidades inferiores flexionadas y en reposo durante largos períodos de tiempo.

La primera fase del Proyecto WRIGHT (WHO Research Into Global Hazards of Travel), ahora presentada, fue financiada por el Gobierno del Reino Unido y la Comisión Europea y sus objetivos fueron confirmar si el riesgo de ETV aumenta con los viajes en avión y determinar su magnitud. Los estudios fueron realizados por un grupo internacional de investigadores de las universidades de Leiden, Amsterdam, Leicester, Newcastle, Aberdeen y Lausana. En concreto, se llevaron a cabo 5 estudios:

– Estudio poblacional de casos y controles para investigar los factores de riesgo de ETV.

– Dos estudios de cohortes retrospectivos en empleados de organizaciones internacionales y pilotos holandeses de líneas comerciales para investigar el riesgo de ETV relacionado con los viajes en avión.

– Dos estudios fisiopatológicos para investigar la influencia de la inmovilidad, así como de la baja presión y la baja cantidad de oxígeno en la cabina de los aviones sobre las ETV relacionadas con los viajes.

Presión ambiental

Los aviones no son presurizados a una presión equivalente a la del nivel del mar, sino a una intermedia dependiente del tipo de aeronave, pero que suele estar próxima a la equivalente a los 2.400 m de altura. A esta altitud, la presión ambiental de oxígeno es equivalente a respirar un 15,1% de oxígeno a nivel del mar. Además, la presión en cabina no resulta constante durante un vuelo y suele variar entre la equivalente a los 1.800 y los 2.400 m de altura. En este sentido, las conclusiones de esta primera fase del Proyecto WRIGHT recuerdan que los estudios realizados en la cámara hipobárica con voluntarios sanos y sin factores de riesgo de ETV no han podido demostrar ninguna asociación entre la hipoxia hipobárica (en un grado similar a la que se puede encontrar en los desplazamientos en avión) y la presentación de alteraciones protrombóticas en el sistema hemostásico.

Sin embargo, el estudio de inmovilidad, que incluyó a un elevado porcentaje de individuos con alguno o varios de los factores de riesgo antes comentados, sugiere que alguna de las condiciones asociadas al vuelo podría interactuar con esos factores preexistentes provocando un incremento de la activación de la coagulación en individuos susceptibles sometidos a inmovilidad.

En cualquier caso, la primera fase de este proyecto de investigación recomienda nuevos estudios para identificar las medidas profilácticas más eficaces, tema que será investigado en su segunda fase, cuyo inicio está a la espera de que la OMS encuentre financiación adicional.

Diez consejos básicos para volar

La Fundación para el Estudio y Prevención de Enfermedades de las Venas (FespreV) elaboró el siguiente decálogo para prevenir la enfermedad tromboembólica venosa asociada a los viajes en avión.

1. Si tiene que realizar un viaje de larga duración, procure escoger asientos situados en el pasillo, ya que permiten mayor libertad de movimientos.

2. No coloque equipaje debajo del asiento delantero, pues disminuirá el espacio y la capacidad de movimiento de sus piernas.

3. Si está dentro del grupo de personas con alto riesgo de trombosis, utilice medias o calcetines de compresión durante el vuelo para ayudar a que las venas dilatadas recuperen su forma original.

4. Si quiere dormir durante el vuelo, hágalo con las piernas estiradas y relajadas.

5. Evite la ropa ajustada, ya que impide la adecuada circulación sanguínea.

6. La baja presión atmosférica en cabina hace que el cuerpo pierda fluido corporal y que la sangre se vuelva más espesa, con el consiguiente riesgo de trombosis. Para evitarlo, se recomienda beber abundante agua, no tomar alcohol antes y después del vuelo, ni bebidas gaseosas o que contengan cafeína.

7. No se siente con las piernas cruzadas, ya que impide el buen riego sanguíneo.

8. Realice paseos cortos por la cabina cada 1 o 2 horas. Haga ejercicios de contracción y estiramiento de la musculatura de la pantorrilla (elevando los dedos del pie, como para andar con talones y, al revés, elevando los talones como para andar de puntillas).

9. Si tiene factores de riesgo (ha sido sometido a alguna operación de cirugía mayor, ha sufrido traumatismo reciente de las extremidades inferiores, con historia previa de trombosis o predisposición familiar a sufrirla, o tiene problemas de circulación venosa) consulte a su médico antes de efectuar un viaje de largo recorrido.

10. Por su actividad como antiagregante plaquetario, el ácido acetilsalicílico es un agente importante en la prevención de la trombosis. Por ello, es aconsejable tomar un comprimido una hora antes del vuelo, siempre que no existan contraindicaciones.

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