NEUROLOGÍA
JANO.es · 26 agosto 2010
Una investigación asocia una mutación en el gen de la ataxina 2 con un mayor riesgo de presentar la enfermedad.
Un estudio internacional dirigido por biólogos y neurocientíficos de la Universidad de Pennsylvania, en Estados Unidos, ha identificado un nuevo factor de riesgo genético para la esclerosis lateral amiotrófica (ELA o enfermedad de Lou Gehrig), según informa en su último número la revista Nature.
A través de un simple modelo basado en levaduras y moscas de la fruta, seguido con análisis de ADN humano, los investigadores detectaron que una mutación en el gen de la ataxina 2, presente en el 4,7% de los casos de ELA examinados, se asocia con un mayor riesgo de tener esta enfermedad, para la que de momento no existe cura.
La investigación comenzó en el laboratorio del profesor de biología celular Aaron Gitler, que trató de identificar nuevos genes que consiguiesen suprimir o aumentar la toxicidad la proteína TDP-43, también asociada a esta enfermedad.
Así, Gitler y su equipo transfirieron 5.500 genes en una cepa de levadura diseñada para expresar la TDP-43, de los cuales la ataxina 2 fue el único que consiguió contrarrestar la toxicidad de esta otra proteína. En una segunda fase se transfirieron estos genes a la mosca de la fruta para evaluar sus efectos y en qué medida afectaban al sistema nervioso.
Posible diana terapéutica
Así, los análisis bioquímicos revelaron que la ataxina 2 es un modificador potente de TDP-43 e interactúa con él hasta promover la patogénesis. De este modo, cuando los investigadores dirigieron el TDP-43 expresado a uno de los ojos de las moscas, se inició un progresivo proceso degenerativo mientras que cuando se dirigió a las neuronas motoras, las moscas experimentaron una pérdida progresiva de movilidad.
Además, cuanto mayor era el nivel de ataxina 2, mayor era la toxicidad de TDP-43, resultando más severa esa degeneración, y viceversa. "Debido a la reducción de los niveles de ataxina 2 en la levadura y las moscas se consiguieron prevenir algunos efectos tóxicos de la TDP-43, lo que podría ser una nueva diana terapéutica para la esclerosis lateral amiotrófica", asegura Gitler.
La ataxina 2 ya había sido relacionada con otra enfermedad neurodegenerativa llamada ataxia espinocerebelosa 2 o SCA2 y, aunque "había indicios anteriores de las similitudes entre ambas enfermedades", este hallazgo "plantea la posibilidad de que los tratamientos para una enfermedad puedan ser eficaces para la otra".