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IL-22, una citocina útil frente a la neumonía

JANO.es · 12 febrero 2008

Investigadores estadounidenses creen que esta proteína, producida por un tipo de linfocitos recién identificado, podría servir para desarrollar vacunas y nuevos tratamientos

De las 1.407 especies de microorganismos que causan enfermedades en los seres humanos, 208 son virus o priones; 538, bacterias; 317, hongos; 57, protozoos, y 287, helmintos. De ese total, 177 (13%) especies se consideran emergentes o reemergentes y, de ellas, 77 (37%) son virus o priones; 54 (10%), bacterias; 22 (7%), hongos; 14 (25%), protozoos, y 10 (3%), helmintos.

Aunque los virus patógenos que afectan a los seres humanos se distribuyen en más de 20 familias, más de la mitad de esas especies —y de los virus emergentes y reemergentes— se concentran en sólo cuatro de ellas (Bunyaviridae, Flaviviridae, Togaviridae y Reoviridae). De manera similar, las especies de bacterias patógenas se reparten en más de 60 familias, pero la mayor parte de ellas, así como de las bacterias emergentes y reemergentes, pertenecen a sólo dos (Enterobacteriaceae y Mycobacteriaceae).

Los patógenos asociados con enfermedades emergentes y reemergentes tienen algunas características comunes. En primer lugar, en ambos casos predominan los virus, en particular los virus de ARN —37% de las especies virales asociadas con enfermedades emergentes y reemergentes—. En segundo lugar, estos patógenos no están asociados con un huésped animal específico y pueden vivir en las más diversas especies animales, ya sean mamíferos o no. Además, los patógenos emergentes y reemergentes poseen una flexibilidad biológica que les permite aprovechar las oportunidades epidemiológicas que se presentan. Esta característica se manifiesta en la amplia gama de situaciones que llevan a la aparición de enfermedades emergentes o reemergentes, desde los cambios en el terreno y la agricultura hasta el número de hospitalizaciones y el movimiento internacional de personas.

Hasta el momento no se conocen factores que permitan predecir si un nuevo patógeno se comportará como el virus de la rabia —que una vez introducido en una población humana no causa grandes epidemias— o como el VIH —que una vez introducido, aun en mínimas cantidades, puede ocasionar grandes pandemias.

La principal característica de los patógenos emergentes y reemergentes es su gran diversidad. Por esta razón, los expertos consideran que la vigilancia de las tendencias que manifiestan las enfermedades infecciosas debe intensificarse. Dado que alrededor del 75% de los patógenos que ocasionan enfermedades emergentes o reemergentes utilizan algún vector o huésped animal, la vigilancia debe extenderse más allá de las poblaciones en riesgo y abarcar los posibles reservorios de estos animales.

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