PSIQUIATRÍA
JANO.es · 07 julio 2009
Los antecedentes de depresión, ansiedad, alcoholismo o drogadicción se asocian con la presencia de cada trastorno y también predicen su curso y evolución
Los antecedentes familiares de depresión, ansiedad, alcoholismo o drogadicción se asocian con la presencia de cada trastorno y también predicen su curso y evolución clínicas, según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda) y publicado en el último número de la revista Archives of General Psychiatry (2009; 66:738-747).
Según los investigadores, los antecedentes familiares de un trastorno psiquiátrico suelen aumentar el riesgo individual de desarrollar la patología. Sin embargo, se hace necesario evaluar si también se asocian con las características clínicas del trastorno.
Para ello, los autores, dirigidos por el Dr. Barry J. Milne, estudiaron a 981 residentes de Dunedin (Nueva Zelanda) nacidos en 1972 o 1973 que fueron reclutados cuando tenían 3 años y seguidos hasta la edad de 32. Entre 2003 y 2005, los investigadores recopilaron los datos de los antecedentes familiares de los padres biológicos, los abuelos y hermanos mayores de 10 años de cada participante. Se estudiaron cuatro trastornos psiquiátricos: depresión mayor, trastorno de ansiedad, alcoholismo y drogadicción.
Los investigadores descubrieron que las asociaciones mostraban una dirección consistente de un efecto en los cuatro trastornos. Por un lado los antecedentes familiares se asociaron con la presencia del trastorno en los cuatro tipos; con una evolución recurrente, aunque no significativo en el caso de mujeres con depresión; con un peor deterioro, menos significativo en el caso de la depresión y la drogadicción; y con un mayor uso de los servicios sanitarios, aunque menor en el caso de los trastornos de ansiedad.
Los resultados, como apuntan los autores, “sugieren implicaciones para los expertos que deseen analizar formas genéticas de una enfermedad y también para los médicos que tratan trastornos psiquiátricos”.
Asimismo, y como concluyen los investigadores, “desde una perspectiva de salud pública, los antecedentes familiares podrían ser útiles para determinar qué pacientes evolucionarían peor y tendrían un mayor riesgo de recaída, de deterioro y de acudir en mayor medida a centros clínicos. Por ello, estos antecedentes familiares podrían identificar a aquellas personas en las que, ya desde el inicio del tratamiento, sería conveniente que siguieran terapias para trastornos recurrentes o muy discapacitantes”.