NEUROLOGÍA
La estimulación cerebral profunda, eficaz en el abordaje de enfermedades neurológicas refractarias al tratamiento
JANO.es · 25 junio 2013
El Parkinson, el temblor esencial, el Alzheimer, la depresión o la anorexia son algunos de los desórdenes susceptibles de beneficiarse del uso de esta técnica neuroquirúrgica.
La estimulación cerebral profunda está arrojando resultados cada vez más positivos en el tratamiento de enfermedades y disfunciones neurológicas y psiquiátricas tales como el Parkinson, el temblor esencial, el Alzheimer, la depresión o la anorexia, que cada vez son más prevalentes en nuestra sociedad, y se perfila como una alternativa muy prometedora en el abordaje de este tipo de patologías cuando son refractarias al tratamiento médico.
Ésta es la conclusión de los estudios realizados en este ámbito por el Prof. Andrés Lozano, y que éste ha explicado hoy en una rueda de prensa celebrada en HM Universitario Sanchinarro, en la que también han estado presentes el Dr. Juan Abarca Cidón, director general de HM Hospitales; el Dr. Jesús Peláez, director ejecutivo de la Fundación Hospital de Madrid (HM); y el Dr. Jorge Diamantopoulos, jefe del Servicio de Neurocirugía de HM Hospitales.
Nacido en España y residente en Canadá, el Prof. Lozano, pionero en el campo de la estimulación cerebral profunda, ha desgranado las claves de esta técnica, que puede abrir nuevas vías de tratamiento en numerosas enfermedades neurológicas y psiquiátricas y convertirse en la base de la Medicina personalizada en estas patologías.
En constante desarrollo debido a su enorme potencial desde la década de los 80, y utilizada habitualmente en el tratamiento del Parkinson, la estimulación cerebral profunda consiste en la colocación de electrodos en la zona del cerebro responsable de la función deteriorada o alterada, y en la posterior utilización de aquéllos para estimular las neuronas, aumentando las neurotransmisiones e incrementando así la actividad cerebral en esa área, por medio de impulsos eléctricos mediante un generador similar a un marcapasos implantado en el paciente.
Investigaciones publicadas
La aplicación de esta técnica en el tratamiento de la obesidad llevó, de forma casual, a descubrir que también era beneficiosa en el abordaje del Alzheimer. Asimismo, una posterior investigación demostró la eficacia de este procedimiento neuroquirúrgico en el tratamiento de los enfermos de anorexia, en los que se han hallado diferencias estructurales y funcionales en los circuitos cerebrales que regulan aspectos como el estado de ánimo, la ansiedad o el control emocional. Aplicada en estos pacientes, la técnica logró aumentos de peso nunca antes alcanzados y mejoras en las citadas funciones vinculadas al estado anímico, los impulsos de atracón y purga, la regulación afectiva y otros síntomas, como el trastorno obsesivo-compulsivo, además de cambios en el metabolismo cerebral de la glucosa.
Asimismo, y según otros estudios expuestos por el neurocirujano, utilizado en el abordaje del Alzheimer -considerando esta patología tanto un trastorno de los circuitos cerebrales como una enfermedad degenerativa- para la estimulación cerebral al nivel del fornix, y en combinación con una terapia dirigida a la sustancia amiloide, representa una opción muy a tener en cuenta para quienes sufren este trastorno.
Otro estudio centrado en la depresión resistente al tratamiento médico reveló mejoras en diferentes aspectos relacionados con este trastorno en aquellos pacientes tratados con estimulación cerebral profunda, mientras que investigaciones realizadas por el experto en el ámbito del temblor esencial, trastorno del movimiento muy común y que, además, suele ser refractario a la terapia farmacológica, concluyeron con mejoras rápidas y sostenidas en aspectos como el temblor de la mano dominante, la escritura y las tareas motoras.