SE TRATA DE UNA PATOLOGÍA MUY GRAVE E INFRECUENTE
La Fundación Jiménez Díaz opera con éxito, por primera vez en España, a una paciente con fístula aorto-esofágica
JANO.es · 26 febrero 2015
La comunicación anómala entre el esófago y la aorta presenta una elevada mortalidad por hemorragia o complicaciones infecciosas.
La fístula aorto-esofágica es una patología muy grave que consiste en la comunicación anómala del esófago y la aorta. La mortalidad de esta dolencia está por encima del 80%, ya sea por hemorragia digestiva exanguinante o por complicaciones infecciosas en el mediastino. Ahora, en la Fundación Jiménez Díaz (FJD), y gracias al trabajo conjunto de los servicios de Cirugía General, Cirugía Cardíaca y Cirugía Vascular, se ha tratado de forma exitosa por primera vez en España a una paciente de 44 años con fístula aorto-esofágica.
Se trata de una patología muy infrecuente. De hecho, tal y como explica el Dr. Peter Vorwald, jefe de Unidad de Cirugía Gastroesofágica de la Fundación Jiménez Díaz, “en el registro europeo se han publicado 36 casos a lo largo de 10 años (2001-2011). "En España se publicó una serie del Servicio de Cirugía Vascular de Valladolid en la revista Angiología en mayo de 2013, donde se presentaron tres casos con pacientes de entre 15 y 44 años, dos en los que se realizó cirugía y uno con tratamiento conservador. Pero, lamentablemente, todos ellos fallecieron a los pocos días o en el postoperatorio”, apunta el Dr. César Aparicio, jefe asociado de Angiología y Cirugía Vascular de la FJD.
La fístula aorto-esofágica se produce por aneurismas (dilataciones localizadas y permanentes) de aorta torácica, lesiones del esófago o prótesis alojadas en la aorta torácica. “La calidad de vida de estos pacientes es muy mala ya que han de estar continuamente vigilados y tratados en un centro hospitalario, sufriendo la sintomatología derivada de la enfermedad y, además, a la espera de que se produzca una hemorragia masiva desde la aorta hacia el esófago que, normalmente, es la causante del fallecimiento”, relata el Dr. Gonzalo Aldámiz-Echevarría, jefe de Servicio de Cirugía Cardíaca de la Fundación Jiménez Díaz.
Para evitar este fatal desenlace el equipo de profesionales de cirugía y enfermería quirúrgica de la FJD realizó una primera intervención de más de 10 horas de duración en la que se procedió a extirpar los dos órganos afectos: el esófago y la aorta. “Para ello", explica el Dr. Aldámiz-Echevarría, "se precisó realizar la intervención bajo circulación extracorpórea con hipotermia moderada (25 ºC para proteger de potenciales lesiones el corazón, el cerebro y otros órganos)”. Esto permitió extirpar la aorta torácica descendente y sustituirla por un tubo de pericardio bovino, “un material más resistente a la reinfección que las prótesis convencionales y que no produce rechazo”, destaca el Dr. Vorwald. El esófago se abocó en el cuello y se colocó una sonda en el intestino para poder alimentar a la paciente.
A los 21 días de esta primera intervención la paciente fue dada de alta, y unos meses más tarde se le practicó una segunda intervención de unas 5 horas para restablecer el tránsito esofágico. Para ello, apunta el Dr. Vorwald, “utilizamos una plastia tubular gástrica. Es decir, a partir del estómago de la paciente se creó un tubo estrecho de aproximadamente 30 centímetros de largo que permite ser unido al esófago en el cuello y, de esta manera, que la paciente pudiera alimentarse de nuevo sin precisar la sonda de alimentación intestinal”.
Tal como subraya el Dr. Aldámiz-Echevarría, “lo más importante es que este tratamiento combinado resuelve de forma definitiva la fístula aorto-esofágica y supone una alternativa para estos pacientes que, hasta ahora, solo disponían de tratamiento conservador, endoprótesis esofágicas o esofaguectomía, sin ser ninguna de ellas opciones definitivas”. Según concluye el Dr. Aparicio: “Tras esta cirugía el paciente tiene una buena calidad de vida: desde el punto de vista digestivo podrá alimentarse de una manera completamente normal y desde el punto de vista cardiovascular podrá llevar una vida similar a la que llevaba antes de sufrir esta patología”.