PUBLICADO EN 'JOURNAL OF NEUROSCIENCE'
La medición del volumen de determinadas áreas cerebrales ayuda a predecir el alzhéimer
JANO.es · 05 noviembre 2014
Investigadores del Centro de Tecnología Biomédica de la Universidad Politécnica de Madrid colaboran en un estudio que revela que la magnetoencefalografía es útil para realizar un diagnóstico temprano de la enfermedad.
Un grupo de investigadores del Centro de Tecnología Biomédica de la Universidad Politécnica de Madrid (CTB-UPM) trabaja en un proyecto que revela que la magnetoencefalografía es un buen biomarcador para realizar un diagnóstico precoz del alzhéimer. El estudio del volumen de materia gris cerebral mediante técnicas de neuroimagen, combinado con la magnetoencefalografía y con los tests neuropsicológicos, permite realizar un diagnóstico temprano de esta enfermedad neurodegenerativa y de su evolución en los pacientes.
La demencia es una de las enfermedades neurodegenerativas que mayor discapacidad y dependencia genera en la población anciana de todo el mundo. Se estima que entre el 60 y el 70% de los casos de demencia están relacionados con la enfermedad de Alzheimer, para la cual todavía no existe un tratamiento curativo. No obstante, los estudios realizados apuntan a que es posible ralentizar su avance, en caso de que la enfermedad se detecte en estadíos muy tempranos.
Deterioro cognitivo leve
Como vía para entender mejor el funcionamiento de la enfermedad y predecir su evolución, los expertos fijan su atención en el deterioro cognitivo leve (DCL), una afección que, en muchos casos, deriva en alzhéimer, y que los científicos empiezan a considerar como uno de los primeros síntomas de la misma.
Basándose en esta idea, los investigadores compararon la actividad cerebral, el volumen de determinadas áreas cerebrales y las puntuaciones en varias pruebas neuropsicológicas de 19 sujetos diagnosticados con deterioro cognitivo leve, que al cabo de un tiempo (un año de media) desarrollaron alzhéimer, con la de de 30 sujetos diagnosticados también con DCL que, sin embargo, no desarrollaron la enfermedad.
Los investigadores encontraron diferencias entre ambos grupos de pacientes en el volumen de la corteza entorrinal (relacionada con la memoria) y en los resultados de pruebas neuropsicológicas (también relacionadas con memoria, y con la función ejecutiva). Además, se hallaron anomalías en la forma en que la corteza cingulada (una región del cerebro relacionada con la toma de decisiones o la motivación, entre otras) se comunica con regiones posteriores del cerebro. La combinación de los resultados de los tests neuropsicológicos y el análisis de conectividad cerebral permitió, además, distinguir los pacientes que desarrollaron alzhéimer de aquellos que no lo hicieron con una precisión del 90%.
El estudio, en el que han participado también investigadores del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y del Centro de Prevención de Deterioro Cognitivo del Ayuntamiento de Madrid, se ha publicado en Journal of Neuroscience.