CARDIOLOGÍA
JANO.es · 10 enero 2012
Expertos estadounidenses apuntan que, durante el duelo, las personas suelen dormir poco, pierden el apetito y experimentan un incremento de la tensión arterial, lo que dispara la probabilidad de ataque cardíaco.
Las probabilidades de sufrir un infarto se multiplican por seis tras el fallecimiento de un ser querido,según un estudio de la Universidad de Harvard, publicado en la revista Circulation, de la Asociación Americana del Corazón. Al decir de los autores, el mayor peligro se presenta justo al día siguiente de la pérdida, en que el riesgo aumenta 21 veces.
Asimismo, el estudio muestra que, a largo plazo, los cónyuges afectados tienen más probabilidades de morir de enfermedades cardíacas o accidentes cerebrovasculares.
"Durante estas situaciones de extremo dolor y angustia se debe cuidar de uno mismo y buscar atención médica para vigilar los síntomas asociados con un ataque al corazón", aconseja el coautor del estudio, Murray Mittleman, en declaraciones al Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC).
Murray y su equipo revisaron las historias clínicas de 1.985 pacientes que habían superado un infarto entre 1989 y 1994, y les preguntaron por las circunstancias que rodearon el ataque cardíaco y, más concretamente, por si habían perdido a alguien importante en sus vidas durante el año anterior al episodio.
Los autores del estudio apuntan que, cuando se inicia un período de duelo, las personas suelen dormir poco, pierden el apetito y liberan cortisol, una hormona asociada al estrés. Además, se produce un aumento del ritmo cardíaco, de la presión arterial y la sangre se coagula con más facilidad.
Ante esta clase de situaciones, la otra coautora del estudio, Elizabeth Mostofsky, recomienda que los amigos y familiares de las personas afectadas por la muerte de un tercero proporcionen "apoyo inmediato para ayudar a prevenir este tipo de incidentes, sobre todo en el momento del comienzo del duelo".